¿Ambición o DNI Perico?

Mi encuentro con Pupen comenzó con pregunta retórica: “Por supuesto, serás del Espanyol, ¿no?”. Sorprendentemente, me dijo que no sigue el fútbol real. Una mentira piadosa ante el huracán que sabía que crearía si se daba a conocer que uno de nuestros capitanes, en la intimidad, es del equipo vecino. Los parroquianos habituales de las redes sociales han estallado ante los diferentes tuits que han aparecido en los que Rubén, desde su cuenta personal, pedía “enlaces para ver el Barça” hace unos meses. Se ha desencadenando una marea de insultos e improperios indigna hacia el jugador.
Pericos, hay que ser realistas. La selección de Pupen se basa en su calidad a los mandos de la Xbox, y hay que delimitar los objetivos que se abren para la nueva era virtual del equipo: ¿Nos quedamos con 22 aficionados blanquiazules y cerramos las puertas o nos abrimos a jugadores de todo el país para armar una escuadra competitiva? Puede que Rubén, como nuestro míster, admire al 10 argentino del equipo de Les Corts, pero no es menos cierto que no ha insultado a nuestra entidad y ha tomado las riendas del proyecto con un único objetivo: hacernos campeones.
Yo lo tengo claro: prefiero ver a mi Espanyol en lo más alto. Lo que se le debe pedir a Rubén es que esté a la altura de nuestro club y que entienda nuestra filosofía: somos únicos, y puede que acabe siendo “uno di noi” como tantos otros que llegaron a defender nuestro escudo con similar origen. A Pupen y Warner habrá que exigirles cuentas y responsabilidades por igual, sin importar de qué equipo sea uno u otro, cuando el balón ruede sobre el verde de FIFA 17.
Sí, puede que sea culé, pero si su rendimiento es como el de Sergio García o Víctor Sánchez en el RCDE Stadium, a mí me vale.