La capital del Bocho se convirtió, anoche, en la del bochorno futbolístico perico. Vimos a un Espanyol blando en defensa y apático en ataque. La primera parte del equipo fue horrible. El Athletic, sin forzar la máquina, se encontró con un rival débil, en clara dinámica negativa. Aduriz bailó a la defensa perica y Viguera anotó su primer gol en la máxima categoría, como no, ante el Espanyol. En el segundo tiempo, con leves retoques tácticos, se intentó mejorar sin éxito. Muy mal partido y lamentable imagen. El duelo del próximo sábado ante el Levante puede resultar decisivo para la suerte del equipo y del cuerpo técnico. Tantas dudas y la falta de intensidad te conducen al pozo del sufrimiento. Y Aquí lo dejo, para centrarme en otros temas más edificantes y productivos que el ridículo futbolístico de anoche en la Nueva Catedral.
El futuro deportivo de la entidad pasa, sin duda, por un fútbol base potente y organizado. El seguidor perico siempre ha presumido de una cantera ilusionante y competitiva. Sin embargo, quién no recuerda, con enorme pesar, aquella tenebrosa y deambulante travesía por el desierto que mandó al garete el esfuerzo y trabajo de grandes profesionales, hará ya unas tres temporadas. De la misma manera, resultó gratificante el giro radical que aplicó el Consejo de Admon. para recuperar el prestigio y el orgullo perdido. Y la renovación llegó de la mano de profesionales de primer nivel que, liderados por Jordi Lardín y Ángel Morales, han devuelto la estabilidad, el buen trabajo y óptimos resultados deportivos. El pasado lunes, el pueblo perico despertó con la inmensa felicidad de contemplar cómo su querido fútbol base lideraba las cuatro grandes ligas, desde la División de Honor juvenil hasta los alevines y con un filial entre la élite de segunda B. Una verdadera bofetada deportiva, en toda regla, a rivales directos que multiplican en millones el presupuesto pero que jamás superarán el espíritu y la implicación que desprende la DANI JARQUE. La actual dirección deportiva ha blindado, con gran criterio, la relación contractual de muchos chavales ante la tentación y las malas formas de peligrosos personajes que se habían acostumbrado a cazar en la cantera blanciblava, al más puro estilo de los cuatreros del viejo oeste americano. Hoy vamos también de aniversario. El pasado martes, Joan Collet cumplía su segundo año como presidente del RCD Espanyol. Las limitaciones económicas de la entidad han marcado una trayectoria que tiene más luces que sombras. Collet está realizando un buen trabajo, pese a que la falta de liquidez y recursos impiden el resurgir deportivo. Su lucha por un reparto más equitativo de los derechos televisivos, que compense y avale un pago más llevadero y escalonado de la deuda a la agencia tributaria, sigue siendo su gran prioridad. Si supera el reto con éxito, la presidencia puede resultar muy positiva. De momento, la pesada mochila sigue cargada de piedras del tamaño de una catedral. Aún así, bajo el mandato de Collet se ha firmado un buen contrato de “naming right”, cuestión que muchos prometieron pero que jamás llegaron a plasmar. En lo negativo podemos anotar la caída de la masa social y la decreciente asistencia de espectadores al Power-8. ¡Hasta el próximo sábado!!!