Con Borja Iglesias ha sucedido lo previsible: que su implicación y manera de ser han provocado que su salida sea especialmente dolorosa para la afición, obligada en muchas ocasiones a vincularse emocionalmente con futbolistas que no dan el mínimo y que pasan por el club sin dejar nada. Con Borja ha sucedido todo lo contrario, con el añadido que esta relación tan intensa se ha forjado con solo una temporada como espanyolista.
Pero el fútbol es un negocio de corta duración para sus principales actores, que son los jugadores. Así que no hay que hacer grandes reproches a nadie en este culebrón que ya ha llegado a su fin. El Espanyol sabía que esa cláusula era fácilmente pagable. El Betis encontró un entrenador enamorado de Borja. Y el delantero está en su derecho de aceptar una propuesta económica que le soluciona medio camino vital. Hasta ahí todo normal. Solo hay algún pero: es una pena que Borja no se haya ido a un club mejor que el Espanyol. Hasta por él lo digo. Estoy convencido que dentro de un año, cuando Marc Roca sea el objeto de deseo en clave perica (o Pedrosa), si se marcha, lo hará a algún lugar mejor. Y luego queda el adiós de Borja. La manera. Hubiera sido ejemplarizante una rueda de prensa, un mejor manejo del timing. El perico no se merece solo un adiós vía redes sociales. También hay que añadir que es un adiós cum laude comparado con el de Rubi…
Con el viaje a Ucrania ya planificado y el estreno de la Liga a la vuelta de la esquina, el serial del 9 sigue. Hay que acertar con el relevo de Borja. Un error sería pensar en que hace falta un suplente para Ferreyra. No. Hay que intentar encontrar 15 goles… Sin volverse loco pagando traspasos caros de finales de agosto, el club maneja unas 8 opciones, realmente interesantes cualquiera de ellas.
Otro error sería ahora tirar las campanas al vuelo con la actuación de anoche de Campuzano. Los goles son amores con un perfil maléfico cuando se le atribuye al delantero de la casa una presión que no merece ni por tiempo ni forma. El ejemplo ‘reciente’ es el de Álvaro Vázquez, al que entre todos quisimos darle el trono de Tamudo antes de hora. Y el que pagó caro fue el propio Álvaro. Hoy Campuzano es la perla de David Gallego, como Melamed. Pero nadie mejor que el entrenador hasta hace semanas del B para contener la presión que puede recaer sobre ellos.
