Siempre he sido mucho de los vinilos. La historia contaba que la cara A siempre era mejor que la cara B. Este Espanyol tiene dos caras, pero lo peor es que ofrecemos la cara B en los peores momentos, en LaLiga. Claro que hay muchas mejoras en el juego, pero cualquier error vale por diez.
El jueves, en UEFA, salió todo de cara desde el inicio. Los jugadores golearon y se fueron felices. Nada mejor que preparar el partido contra el Atlético con ese estado de ánimo. Las penas se pasan con alegrías y, ya que tenemos pocas, había que hacerla durar en el tiempo.
Las cosas empezaron bien en el Wanda. Aunque el Atlético es un súper equipo, los pericos aguantamos los ataques de principio de partido. En todo aquello, en una jugada aislada recuperamos el balón y Darder metió un golazo. El estado de ánimo volvió a subir. Los jugadores se vinieron arriba anímicamente. Pero, cuando estás en la zona baja, cualquier error o gol recibido cuenta. Y mucho. La desgracia fue recibir el empate en el último segundo de los primeros cuarenta y cinco minutos. Los reventó. La segunda parte fue un vendaval rojiblanco. Nos temíamos lo peor, como así fue.
Las cosas se ponen muy difíciles pero, ahora, llega el momento en el que debemos apretar todos juntos. Llegan partidos de “nuestra“ liga que debemos ganar para no perder más trenes y que las urgencias puedan asfixiarnos.
Tenemos momentos de muy buenas cosas. Falta consistencia pero, lo que realmente falta, es que creemos en ellos y estemos juntos. Hemos pasado por esto varias veces y sabemos lo que debemos hacer. Juntos somos más fuertes.