Gloria se llama el temporal que azota el litoral y glorioso e irrefrenable resultó el vendaval perico en La Cerámica. Lluvia de épica, de lágrimas, de sentimiento. Las de David, las de Marc Roca. Las veteranas (ese Diego, qué profesional) y las del futuro: desde las incontenibles del peque Hugo, de Blanes, con un triunfo que es un tesoro, a las que seguro que también soltaría la simpatiquísima Lucía: convencido estoy de que ayudó a los jugadores a cumplir su misión con sus agasajos de bienvenida el sábado en el hall del hotel. Bañado en gotas gélidas y lloros de vida ardiente, el RCDE de los 3.000 inició su caravana hacia la salvación.
Venció el Espanyol contra todo. Contra sus flaquezas anteriores (oh, Abelardo); y contra los elementos, los atmosféricos y los arbitrales: lo de González Fuertes y el VAR atentó al sentido común y degradó a la justicia futbolera de la Liga, si es que se podía más. A RDT le mangaron gol y penalti con un mano indultada de Pau Torres (para el 0-2 en el minuto 6, ojo). Y a Javi López y al partidazo del Espanyol lo mandaron a paseo (y al sufrimiento) tras una mano de rebote que igual obedece a alguna línea del reglamento, pero no sin antes destruir el cerebro y el corazón de un deporte en peligro. Cuantas más herramientas tienen, menos sabes lo que puede pasar. Peligroso. Sospechoso.
Triunfó la pericada con su fe y sus cánticos, que tomaron posesión de Vilarreal. Salió campeona la esperanza entre cerveza helada y corazones explosivos. Y late revivido el Espanyol, con sus mejores tipos reconectados a la luz y dejando atrás sus sombras… y con un Raúl de Tomás excitante. El killer madrileño ejerció desde el primer minuto entre elegancias y convencimiento. Su 0-2, tras centro mundialista de Calleri, recompensó el derroche de los demás, con un David en plan coloso y Darder y Roca dando la réplica oportuna a un descomunal Cazorla. Luego llegó la trastada arbitral, pero vamos, que igual fue para dar la razón a las sagradas escrituras pericas. Ya saben: “Nunca hallarás el gozo real sin el sufrimiento”, qué les voy a contar. En fin, “patimenta” para condimentar mejor la excitación final. Ese júbilo loco.
Hoy, más fiesta. Mr. Chen se suelta con 9 kilazos por Cabrera, del Geta, que triplica ficha para complicarse la existencia futbolera en esta cuenta atrás de misión imposible. Nunca es tarde y nunca se enseñará esta gestión como plan modélico. Pero este loco tirar de chequera insólito quizá desde Vilà-Reyes no deja de resultar vigoroso. Y mejor, porque salir de ahí no dará tregua, como han dejado claro Eibar, Mallorca y hasta Celta. Cada día es el último. Cada día hay que empujar como lo hizo esta histórica caravana de entrega apasionada.