Carácter. Sacrificio. Compromiso. Competitividad. Goleador. Y, sobre todo, líder. Estas palabras resumirían lo que aportó Walter Pandiani al Espanyol. Y la demostración de que con un Pandiani en el equipo todo el espanyolismo viviría mucho más tranquilo en estos momentos. Porque tras 15 jornadas está quedando muy claro que el club debería haber hecho un esfuerzo para traer un ‘9’ que apretara a De Tomás. Que demostrara en cada partido que merecía jugar. Y que se enfadara cuando no tuviera la oportunidad de hacerlo. Ese era Pandiani. Y esas ganas de jugar se contagian. Y esa entrega en el verde es la que siempre nos ha gustado a los pericos. Y si peleas como él, los goles acaban entrando.
El uruguayo llegó en enero de 2006 al Espanyol, tras haber triunfado por todo lo alto en el Deportivo de la Coruña y jugar dos temporadas en la Premier con el Birmingham. A sus 29 años aterrizó en Montjuïc para aportar toda su experiencia y ser una alternativa a un ataque que estaba liderado por Raúl Tamudo y Luis García. Ambos acabaron la temporada con 10 tantos cada uno, mientras que el ‘Rifle’ se tuvo que conformar con uno solo en los 18 partidos, solo siete de titular que disputó en Liga. Donde más presencia tuvo fue en la Copa y eso permitió dosificar a los dos teóricos titulares. Y con sus goles ayudó a levantar ese título. Quedaba claro que un delantero nunca sobra. Más bien muchas veces se le echa de menos.
La siguiente temporada le fue mucho mejor. Acabó el curso con 18 goles entre Liga y Copa. Participó en 34 jornadas de Liga y en 14 en Europa. Había llegado para apretar a los intocables del equipo y fue un recambio de lujo que ayudó a vivir una histórica temporada en la que el sueño europeo se escapó en el último suspiro. Desde los once metros. Precisamente el mismo número de goles que marcó en la UEFA.
Pandiani respondió con creces a lo que se esperaba de él. Llegó sin hacer ruido y se fue habiendo conquistado el corazón de todos los pericos. Pero su etapa fue breve. Al final de temporada pensó en buscar un nuevo destino al no haber podido conseguir la titularidad. Y se fue a Osasuna. Lo pensó con esa cabeza que tantas alegrías nos dio con esos grandes goles con la testa. Y esos tantos es lo que encuentro a faltar en el actual Espanyol. Un delantero que vaya con todo. Un goleador que cuando el partido se complica sepamos que si le lanzamos balones a la olla alguno cazará y entrará. Un killer del área que ayudara a De Tomas. Un ‘9’ que sea un recambio de garantías.
Tras cuatro años en Pamplona regresó al Espanyol para jugar en el RCDE Stadium. Con 35 años sus mejores momentos ya habían pasado. Pero seguía teniendo gol. Y carácter. Ese curso, con Pochettino en el banquillo, actuó en 16 partidos, en ninguno de titular, pero en tres ocasiones anotó en los últimos minutos goles salvadores. Precisamente los que nos faltan ahora al no tener un jugador como él. Pasan los días y me sigo preguntando porque no se fichó a un delantero en este último mercado de fichajes. Y es que por mucho que la economía apretara, que a nadie se le olvide que sin gol no hay objetivo posible. Recemos para que no se nos constipe De Tomás.