Tras la llegada de Abelardo y, especialmente, después del derbi, muchos de nosotros nos aferramos al subidón que nos produjo tal efecto. La salvación estaba más cerca.
Ni que decir que, tras el mercado de fichajes, los pocos escépticos que quedaban vieron sus dudas despejadas tras los flamantes fichajes. Jugadores de calidad contrastada con supuesto rendimiento inmediato. Y, además, por los que habíamos pagado cantidades que nunca habíamos abonado por nadie. Cosa que, además, nos diferenciaba con nuestros rivales directos.
Efectivamente. No tardamos en empezar a sumar más puntos en pocas jornadas de los que habíamos conseguido hacer durante el resto de la temporada. Pero, con lo que muchos no contaban, es que nuestros rivales han empezado a sumar también. Viéndose la situación agravada, además, tras la inoportuna lesión de Raúl de Tomás.
Aún así, no podemos caer en el desánimo. Si alguien pensó en algún momento que iba a ser fácil salir de la situación, estaba totalmente equivocado. La terrible y casi humillante primera vuelta nos dejó tan heridos que, en otras circunstancias, lo normal sería certificar el descenso; con lo que todavía podemos dar gracias de seguir manteniendo una distancia con la salvación tan asumible como la que estamos viviendo a estas alturas.
Esto es una carrera de fondo, donde ganará el que sea más fuerte mentalmente. La afición del Espanyol ya lo ha entendido y está demostrando, una vez más, su total compromiso con la entidad y el club. No va a ser fácil salir de ahí. Asaltarán dudas por el camino y el recorrido será largo, pero mantengamos la confianza de que saldremos de ahí.
