Qué rápido se vienen algunos arriba, que fácil se anima la pericada, la verdad. Ya he comentado en otras ocasiones que este año Europa estaba más a mano que nunca y que por desgracia, a falta de pocas jornadas y aunque matemáticamente es posible, ya les digo que se olviden. Entre la plaga de lesiones y los que ya andan de vacaciones no esperen un milagro o una revolución. Como saben, si me leen habitualmente, vivo en Valencia y hace unos días saltó la noticia del tema del nuevo Mestalla: millones y millones que van a caer del cielo y ayudas por parte de todos para que el club che pueda vender los terrenos del viejo estadio para acabar el nuevo. ¿Recuerdan cómo nos ayudaron a nosotros todos los partidos políticos cuando la venta de Sarrià?
Este domingo nuestro club se mide al equipo más antiguo de la ciudad, el Levante. Un equipo que, como el nuestro, sufre el hecho de ser el que menos seguidores tiene en la ciudad. Lástima de colores, la verdad. Sufriremos para sacar algún punto del Ciutat de València pero creo que es factible, aunque vista la tremenda irregularidad del conjunto perico no se jueguen los dineros que decía mi abuelo materno. En cuarenta días comenzará el Primavera Sound. Estoy ansioso porque llegue ese día y porque la temporada está resultando una montaña rusa de emociones, que por desgracia acabará con un octavo o noveno puesto. Cuento los días para volver a Barcelona y no por pisar el templo blanquiazul, sino loco por ver en directo a artistas como Courtney Barnett; la músico australiana es, para mí, una de las grandes esperanzas del indie rock mundial. Discos como “Tell me how you really feel” o canciones como “Everybody here hates you” parecen escritos para la afición espanyolista. Rock simple, con groove y con punch que se introduce en tu día a día sin remisión. Su actuación en el Primavera es un must see en toda regla. Ahí estaré, para no perderme ni una nota. Como siempre, estaré al lado de mi equipo en las buenas y en las malas. Ser crítico con lo que quieres y amas no te hace mala persona ni significa que ames menos unos colores, simplemente ni tus valores ni tu pensamiento se dejan cegar por la pasión. El Espanyol, acabe como acabe la temporada, debe seguir apostando por Rubi, intentar mantener la columna vertebral del equipo y, sobre todo, entender que la lucha está en las calles. Hay que ganar gente para la causa, aunque la mayoría nos odie o no entiendan nuestros sentimientos.
