Sabrán que un déjà vu es la sensación de una experiencia que han vivido previamente. Que se siente como tal aunque en realidad no haya sucedido. Los espanyolistas de esto sabemos bastante y podemos buscar un nuevo término que lo defina, porque la realidad nos demuestra una y otra vez que lo que ven nuestros ojos se repite temporada tras temporada. Quizá hasta las valoraciones que lean a continuación les parezcan que ya las leyeron antes. Así se escribe el fútbol cuando se pierde y no se pelea.
A Joan Garcia le pasó lo que no desea nadie para un portero: que te marquen en el primer chut. Por eso en el segundo quiso demostrar lo que lleva trabajando y salió a destiempo, en un clamoroso fallo de la marca de los centrales.
Cuesta descodificar las intenciones del entrenador con Aleix Vidal, definitivamente instalado de lateral cuando debería caminar sobre la pista de Embarba.
Sergi Gómez y Cabrera pueden ir cogidos de la mano en una primera parte aturdida, mirando como Don Tancredo a un Pere Milla que no se creía las facilidades.
Que la noche iba torcida lo padeció hasta Adrià Pedrosa, que se coge con alfileres en algunos lances. No entró como acostumbra y se desintonizó él solo de la transmisión del encuentro.
Keidi Modric, digo Keidi Bare, amplió el repertorio y dibujó una cola de vaca mas propia de otros futbolistas. Cada partido que pasa, agranda su categoría.
Manu Morlanes iba languideciendo como ese mechero que agota el gas y acaba con un azul pálido en la llama. A los estilistas hay que acompañarlos de iguales y el de Zaragoza no encontraba colaboraciones.
Javi Puado ya vale por dos y es el único que entiende que los partidos requieren el uso de todo el armario: esmoquin de galán y mono de currante son los que más usa.
Hay actuaciones que merecen monumentos: Embarba va camino de que le hagan una rotonda en varias ciudades de la liga por su contribución al equipo contrario.
Anda buscando Loren su propia vendetta, pero antes debe corregir las caídas en fuera de juego que le birlaron un gol de auténtico rematador. Su sustitución me pareció cuestionable.
Me abre RDT demasiados interrogantes: ¿hace un cambio de orientación con la zurda de 40 metros y dentro del área no chuta con esa misma pierna? Inexplicable…
El barco zozobraba y se buscaban nuevos timoneles. Óscar Gil que cuando está hace menos frío, Melamed que sigue ampliando centímetros de lo que proyectaba, Dimata que parece cualquiera de nosotros en un simulacro de incendios, Fran Mérida que sin presión encontró huecos y Jofre, cuando lo de echar el resto debió ser desde el primer minuto de la segunda parte.
Un visitante vestido de amarillo, con Gumbau, Mojica y Francisco de míster; un ‘Manzano podrido’ que volvía a reírse en nuestra propia cara; un calamitoso Espanyol que jugaba peor que los de enfrente… El déjà vu me hizo ver esas noches de infausto recuerdo con el Girona FC, la última hace un año. Y acabó en derrota cuando esperábamos acostarnos cerca del hotel Europa. Tendrá que ser en Cádiz FC, donde la marea del descenso ha subido y quizá arrastre a su míster Álvaro Cervera antes de nuestra llegada. Y suena Sergio González, otro especialista en darnos disgustos. La vida es un déjà vu que no cesa y más si no haces nada por cambiarlo.
¡Qué grande, Caseiro! «Dimata, que parece cualquiera de nosotros en un simulacro de incendios»… Jajaja, mira, se me ha rebajado el malhumor de ayer solo con leerlo.
Eres un racista
Y tú un cerdo culé
Que bueno que eres, Caserío.