Déjà vu

Empieza la cuesta de enero y en el horizonte se atisba un camino de cuatro meses hasta el final de la temporada. Un final que puede ser feliz o todo lo contrario. Dice Leandro Cabrera que al Espanyol se le pueden hacer muy largos estos meses que quedan hasta el final de curso, seguramente si el resultado es el deseado, habrá merecido la pena. Pero aun así, ahorrarse unos cuantos meses de sufrimiento no le vendrían mal, teniendo en cuenta que el equipo tiene capacidad para ello, otra cosa es que sepa adaptarse a las circunstancias que se le presentan, cosa que no ha sucedido en muchos partidos. La capacidad de amoldarse al encuentro muchas veces se ve relevada por la necesidad de llevar a cabo un guion inicial, trabajado durante la semana y que no varía ni por el rival, ni por el partido, ni por el marcador, ni siquiera por necesidad. Y no me refiero a los cambios -que también- sino a modificar el dibujo o la posición. El Espanyol juega de la misma forma se enfrente a quien se enfrente y vaya como vaya el partido. Eso, en varias ocasiones, ha supuesto un susto o incluso un disgusto.

Volviendo a las palabras del Lele, el ascenso tiene que seguir siendo una ilusión y no una agonía ni una presión. Quedan 21 partidos, que no se conviertan en un infierno. Eso seguramente es más fácil decirlo que hacerlo pero la vida sigue después de la Copa. El próximo escollo (nunca mejor dicho) en liga es el Girona que ya se convirtió en un dolor de muelas en la primera vuelta no hace tantos meses. El equipo de Francisco ha sido el primer rival que ha ganado esta temporada en Cornellà-El Prat y el primero que marcó dos goles al Espanyol, algo que muy pocos pueden decir. Y lo hizo remontando el partido en cinco minutos y plagado de bajas. Cinco minutos y frenazo en seco al que por aquel entonces también era el líder. La vida suele darte la oportunidad de enmendar tus errores o, por lo menos, de no volver a caer dos veces con la misma piedra. Ese día, 20 de noviembre, le faltaron muchas cosas al equipo de Vicente Moreno, la primera, cerrar el partido. Post derrota, dijo el míster que a nivel colectivo no hicieron un buen partido y que faltó hacer el 2-0 (como en muchas ocasiones esta temporada).También le sobraron otras muchas, como subestimar al rival y especular.

Ahora la historia se repite. El Girona lleva cuatro jornadas sin ganar y quiere -y necesita- que el Espanyol vuelva a ser su chute de autoestima como lo fue hace dos meses. En la primera vuelta, llevaba exactamente la misma dinámica: 4 partidos sin ganar, 1 derrota y 3 empates, igual que ahora. Así que el guion del prólogo es muy similar. Ahora, el equipo de Vicente Moreno tiene la oportunidad de no volver a cometer los mismos errores que entonces. Empezando por demostrar que ha aprendido la lección y que es capaz de cerrar un partido.