Se avecina un verano ajetreado en las oficinas del Espanyol. Por si no teníamos poco con todos los traspasos que deberán realizarse, una posible marcha del entrenador y quién sabe si de algún directivo, el presidente Chen Yansheng está en plenas negociaciones con un grupo inversor americano que quiere hacerse con la propiedad del club.
Cada vez son menos los utópicos del fútbol que creen que no todo en esta vida tiene un precio. Por mucho que nos duela, desde hace tiempo esta es la realidad del deporte rey. Carteles con cantidades económicas desorbitadas y a la espera del mejor postor. El caso del Espanyol no iba a ser distinto y la cifra que hoy en día estaría pidiendo Míster Chen ronda los 300 millones de euros.
Seis años después de la llegada de Yansheng, el club está más saneado que nunca gracias a su intervención económica. Un atractivo innegable que, junto a otros tantos, despierta el interés de distintos empresarios e inversores que constantemente llaman a la puerta del club. A diferencia de otras veces, ahora la puerta está abierta y Chen está dispuesto a escuchar y negociar. Mi pregunta es, ¿por qué ahora?
Chen Yansheng aterrizó en el Espanyol en el que, probablemente, haya sido el momento más complicado de la historia del club. Aportó grandes cantidades económicas para empezar a saldar la deuda, reestructuró directiva y, poco a poco, se fue haciendo suya la entidad. Una propiedad más entre sus espectaculares empresas que en mayo de 2019 le brindó la alegría de clasificarse en Europa, uno de los deseos del presidente desde su llegada.
La alegría dura poco en casa del pobre y, tan solo un año después, el equipo descendió a Segunda División en plena pandemia, esa que desde hace mucho tiempo ha impedido que el máximo dirigente perico viaje hasta a Barcelona. Las dudas en torno al presidente y la directiva volvieron, pero a pesar de dirigir la nave desde la distancia, Chen inyectó dinero para evitar salidas de jugadores y asegurar que el equipo volviera a primera división.
Durante esta temporada, cuando parecía que las aguas habían vuelto a su cauce, se ha vuelto a poner en tela de juicio a algunos jugadores, al entrenador y a parte de la directiva. Los resultados no siempre han acompañado y los fantasmas del pasado siguen demasiado presentes. Mientras la afición exige – algo totalmente licito – el Espanyol navega sin un rumbo claro y necesita una revolución interna. Quizás sea este uno de los motivos que haya propiciado que Chen Yansheng esté escuchando esta oferta. El tiempo dirá como concluye todo esto. Lo que está claro es que el Espanyol es un gran atractivo para los inversores y está más vivo que nunca.