¿Hacía falta un bajón como este? La pregunta es pura ironía. O no. Quizás era necesario que pasara algo así para cerciorarnos de que con un once y poco más en Primera no vale. No piensen que esto va de hacer leña del árbol caído. De quejarse porque sí. Esto va de darse cuenta de que lo que necesita el Espanyol este verano no son un par o tres de retoquillos de nada. No. Aquí todas las líneas necesitan ser reforzadas. El tema no es cubrir posiciones, sino ocuparlas con rendimiento. No es una tontería. Porque en esta ocasión los colores se los sacó el Cartagena en plena resaca post ascenso. Mal menor. Pero imagínense la próxima temporada en la máxima categoría. Ya tuvimos suficiente con los 25 puntos. No lo olviden. Jamás. Nos hará daño, pero también bien. Por eso de no repetir errores…
Qué quieren que les diga, qué pena dinamitar una racha para enmarcar, fallarle al míster en su predicción de no volver a perder en lo quedaba de temporada… ¡Qué bajón! Todo muy perico. Pasar del blanco al negro. De generar alegría a hastío. ¿Se han ganado su perdón por haber ascendido? ¿Les perdonan lo de este partido?
Ocasión perdida
Decía Vicente Moreno en la previa que no iba a volverse loco introduciendo cambios en el once, pero si se descuida… ¡Menuda revolución! Y más para él, que si algo le ha caracterizado durante la temporada es el hecho de no ser muy amante de los cambios. Algo que no extraña viendo lo que dio de sí el encuentro. Ventajista hablar a posteriori, pero el equipo no carburaba como hasta la fecha. De salida ante el Cartagena, uno por línea a excepción de arriba, que fueron dos. En total, cinco caras nuevas, seis en un abrir y cerrar de ojos con la entrada de Pol Lozano por el lesionado Mérida, al que poco le duró la alegría de la titularidad. La más notable de las variaciones fue bajo palos, ¿por eso de amarrar el Zamora? Unas fueron por premiar el trabajo de algunos, otras por precaución… Aunque aclaraba el míster instantes antes del inicio del partido que era el mejor once que podían poner en liza. Miedo. Por eso de confiar un resultado a un equipo poblado de suplentes. Ocasión perdida, por no estar todavía más cerca del título, por los futbolistas que no aprovecharon su oportunidad. Sorprendente partido y resultado. Aunque si algo sorprendió entre la expedición perica fue el azul del pelo del ‘Monito’ Vargas. ¿Alguien sabe si su nuevo look es cosa de alguna promesa?
Lo que sí fue un gran gesto fue el pasillo que le hicieron los jugadores del Cartagena al Espanyol como flamante equipo de Primera división. Previamente, la expedición espanyolista se había dado un nuevo baño de masas a su llegada al templo. Una vez más la afición estuvo ahí, al pie del cañón y con una actitud ejemplar, dándole su aliento al equipo. Porque sí, cuantos equipos desearían tener a una afición como esta. Que siempre está, que se moviliza cuando más falta hace… Que tiene muy interiorizado su papel de jugador número 12. Aunque ayer se le fallara, ¡menudo partidito…!
Todo está muy bien siempre que funcione. Cambios, mover el banquillo… Pero aquí lo que vale es ganar los partidos para ser campeones y ofrecer una buena imagen. Y en el primer gol del Cartagena salieron en la foto dos de los ‘nuevos’. Wu Lei que falla estrepitosamente y Oier, ¿hola? ¿Quién va? ¿Tú o yo? Ni uno ni otro. Caras largas de Vicente Moreno. Ostia de realidad y ridículo. Cosas que pasan tras la alegría desatada, luego cuesta meterse. Faltó tensión y ambición por seguir celebrando algo. ¡Queremos el título! Les recuerdo que ya tiraron la Copa, con una alineación Frankenstein que lo trastocaba todo, así que ahora no hagan lo mismo con el campeonato. Es más, respeten a los que sí se están jugando la vida. Compitan. Mientras otros –Rubén Castro– nos vacilan. Mientras el rival, sin hacer nada, se lleva el gato al agua.
El quid de la cuestión es que tanto y tantos meses de pura tensión, el equipo, consciente o inconscientemente, se ha dejado ir. ¿Les damos el beneficio de la duda? ¿Les permitimos un respiro? Lo que quieran, pero profesionalidad y honor por encima de todo. Aviso a navegantes. Regálennos un desenlace digno. Ofrezcan su mejor versión. La temporada sigue y las ganas de disfrute también. Hay dinero en juego sobre la mesa, también el prestigio. Que esto se quede en un simple desliz.