No podíamos esperar nada más de lo que vimos. Es verdad que todos nos ilusionamos a medida que se acercaba el partido, pero la realidad era que el equipo estaba desconectado desde que logró matemáticamente subir a Primera. El Alcorcón se jugaba la vida y lo dio todo, mientras nosotros dejamos muchas dudas. Nos pasamos todo el partido mirando lo que pasaba en el Ponferradina-Mallorca, y más cuando el Alcorcón nos marcó un golazo. Sin duda, todo lo sucedido en los últimos minutos en todos los campos demuestra que la Segunda división es diferente.
El empate de la Ponfe daba manifiesto las locuras de una división no apta para cardíacos. Si una cosa nos ha demostrado esta liga es que hay que tener un paciencia absoluta. Nunca sabes qué va a suceder. Y de paciencia el perico no va sobrado. El Twitter lleva semanas echando humo debido a la ansiedad que nos produce el fútbol y nuestro Espanyol. El destino tiene mil deseos guardados y, a pesar de las últimas cinco jornadas, se llenó de capricho para regalarnos el campeonato. Campeones de Segunda y el Alcorcón salvado. Dos equipos ganadores en un mismo partido. Eso no lo he visto casi nunca.
La peor parte se la lleva el Sabadell. Depender de nosotros una vez conseguido el objetivo de subir no presagiaba buenos augurios. También en esto el fútbol da lecciones de vida, no esperes nada de nadie. Y eso es lo que hizo perfectamente bien el equipo desde principio de temporada. Tenía clarísimo el objetivo y ha sido una liga placentera con grandes tardes de fútbol. No ha sido todo lo bonito que nos hubiese gustado, pero el destino fue justo. El mejor equipo, el de más inversión, el que mejor jugó y el que más goles marcó subió y quedó primero en el último minuto. Así se escribe la historia.
No sufran, dentro de unos años solo recordaremos que ascendimos y ganamos. Lo vivido en el último mes acabará en la papelera de nuestra memoria, ya que si el perico no se quedara solo con lo bueno de las cosas, no podría vivir.
¡Felicidades sufridores! ¡Somos los mejores!