Decía José Antonio Camacho en los noventa que, si este equipo no competía a al doscientos por cien, era totalmente vulnerable ante cualquiera.
Casi 30 años después no queda ni rastro de aquel equipo, ni jugadores, ni estadio, ni entrenador, pero siguen quedando los colores de la camiseta, parte de la afición y la vigencia de aquel mensaje, totalmente aplicable todavía y especialmente en estos momentos.
No se entiende todavía la poca intensidad de los primeros minutos en Zorrilla frente al Valladolid, aquellos primeros minutos donde el equipo salió al césped con la estrategia de dejar pasar minutos para jugar con el nerviosismo del rival, según reconoció algún jugador en declaraciones posteriores. Como si nosotros estuviéramos para jugar con el nerviosismo de nadie…
Así nos fue. Un equipo que encaja mal las adversidades y que acumula cantidades desproporcionadas de errores individuales, que tantos puntos nos han costado, no está para jugar con el nerviosismo de nadie, sino para salir desde el primer minuto a competir cada balón como si les fuera la vida en ello.
La imagen ofrecida en Valladolid se vio mejorada por una buena primera parte en casa frente al Atlético de Madrid, pero ahora tenemos otro desplazamiento clave, dónde si salimos a especular tenemos muchos números de volver a perder otra gran oportunidad.
Necesitamos encadenar una buena racha de resultados, ganar dos o tres partidos consecutivos y solamente será posible si aplicamos aquellas palabras de Camacho: Al doscientos por cien.