Se jugaba la vuelta de semifinales entre el Madrid y el City. Lo estaba viendo en un bar rodeado de aficionados al fútbol. Había, sobre todo, merengues y anti-merengues. Unos nerviosos. Los otros descalificaban a los jugadores del City por su inoperancia. “Son muy malos, ni corren…” solían comentar con aire desinteresado entre ellos, casi sin querer ver el partido. Eran el aficionado “agazapado”, ya que con el chute de Agüero en los compases finales, todos se levantaron de sus asientos con la esperanza de que el balón entrara como si tuvieran de repente un resorte en el asiento.
Con el partido del domingo, muchos pericos me parece que están en una situación parecida.
Discurso pesimista sobre que si este año no tenemos plantilla, que tenemos mucha gente joven, etc. Recuerden que el año del “Delapeñazo” íbamos últimos por méritos propios y conseguimos ganar al todopoderoso Barça de las seis copas en su estadio. Entonces, ¿por qué este año no? Lo primero que hay que hacer es confiar en los nuestros. No son el City. Este equipo tiene jugadores con alma y amor propio y seguro que darán lo mejor de sí para dar una alegría a la afición.
Desde los medios ya empiezan a contaminar con el tema de las primas. ¿Alguien se cree que un jugador del Espanyol necesita estímulo económico mayor que ganar a su gran rival? Los medios, sin embargo, no hablan nunca de las manos de Messi. Yo defiendo al árbitro de aquel partido –R. Santiago-, quien nos manifestó al acabar el partido su condicionamiento durante el partido al no ver aquellas manos. “La que le hubiera caído desde Madrid”, se lamentaba. Yo, sinceramente, tampoco las vi in situ. Lo que no pueden hacer los árbitros es verse condicionados por las campañas mediáticas de la caverna merengue y culé cuando hay tanto en juego. Son personas sometidas a una enorme presión. De ese ejercicio de higiene deportiva deberían hacerse eco los medios. El que quiera encender el ventilador de mierda hablando de primas de un partido de nueve años atrás que empiece por barrer su casa.
No sé qué pasará el domingo. Lo que sí tengo claro es que los nuestros no se van a ver atenazados por el descenso y eso es muy positivo. Tenemos hombres de calidad. El rival es muy bueno pero en noventa minutos puede pasar de todo. Lo principal es creérnoslo. Primero, la afición, que estamos agazapados e incrédulos; y finalmente, los jugadores, quienes tienen una buena oportunidad de cerrar la temporada regalándonos un triunfo de prestigio.