Ya queda menos… No solo para que empiece la Liga sino para que convivamos con una plantilla blanquiazul a la altura de lo que quiere el entrenador: recordemos, corta y dispuesta a entrar en pugna semanal por una convocatoria de 18. En los últimos días, el club, entiendo que con el OK de Rubi, al que ya avisaron nada más aterrizar, cerraron la tan cacareada venta/cesión de Aarón Martín. Qué curiosa carrera la de este lateral. Lo suyo fue debutar y que al Espanyol se le pusiesen los ojos como platos. ¡A venderle!
Y al final lo consiguieron. Son tres millones, más cinco, más variables, menos derechos de formación… “Pon que serán 9”, me dicen. La inmediata reacción del club fue subir a Pedrosa, del filial, para hacerle la competencia a Dídac Vilà. Bien. ¿Y el dinero de Aarón para qué va a servir? ¿Para convencer a los dos clubes de los dos cedidos que faltan? ¿O es que lo que paga el Maguncia va a cuenta de lo que se debe a Mr. Chen? Cualquier respuesta que me den me puede llegar a convencer y, es más, la entiendo y asumo como lógica. No sería tan dramático que el Espanyol lo explicara, teniendo en cuenta que no recuerdo una venta tan retransmitida y deseada en la historia reciente de la entidad.
Con Aarón lejos, deseándole toda la suerte del mundo, que será la nuestra por cierto, al Espanyol le resta ya un suspiro para colocarse en la parrilla de salida de Balaídos. Más que las victorias en los bolos, lo que realmente ilusiona es la capacidad que tiene este vestuario en hacer de un grupo de futbolistas una buena comunión de buenas personas. Así lo veo yo desde la distancia estival. Este ‘darderismo’ que tanto ha triunfado ha venido acompañado de una sonrisa general por parte de los jugadores, incluso de los que aún tienen la cruz marcada para salir antes de final de mes. Con la columna vertebral muy clara, parece que la dirección deportiva considera como clave la opción de fichar un hombre de banda izquierda y otro pivote. En otras campañas hubiéramos estado clamando por la contratación de un delantero, de un tanque goleador que nos sirviera de escudo para todo. Ahora, sin embargo, a falta de grandes inversiones, Rubi apuesta por una concepción del fútbol más coral. O lo que es lo mismo: si se juega bien al fútbol se tienen muchas más opciones de ganar, dejando el nombre y apellido de los actores en un segundo plano. Sin que por ahora aseguren puntos en Liga, claro, no tengo mucho en la memoria un verano en blanquiazul con tan buenas jugadas combinativas y actuaciones tan destacables como las de Darder y compañía como las de este estío de 2018.