Mereció bastante más el Espanyol. Independientemente de la nefasta labor de Undiano, el equipo hizo méritos suficientes para ganar. El colegiado navarro, un juez extraordinario hace unos años, lleva varias temporadas arrastrando el prestigio y la autoridad que le catapultó a la cima del arbitraje. Un más que posible penal, en la primera parte, y el gol anulado a Gerard pudieron decantar un encuentro espeso y muy batallado, con mayor poderío perico. Al final, injusto reparto de puntos de un bloque blanquiazul que debe mejorar, sobre todo en la creación de juego. Ayer, ni Darder ni Jurado marcaron diferencias en la transición ofensiva, ante un Levante batallador, muy serio, que demostró ser un bloque trabajado y solidario, capaz de arrancar un heroico empate, hace unas semanas, en el Santiago Bernabéu. Está visto que en la liga ya no quedan cenicientas. Aún así, consideraciones al margen, el nefasto efecto Undiano determinó el resultado.
A nivel social no puedo disimular cierta decepción respecto al escaso crecimiento de la entidad. Me parece raquítico el aumento de tan solo 100 abonados en un año. Considero que la estabilidad económica del club, tanto a nivel deportivo como económico, merecían mayor respuesta por parte de la gente perica. Todos sabemos que estamos en la segunda temporada de un proyecto que, a medio plazo, puede resultar de lo más atractivo. Aún sin poder luchar con los más poderosos, la actual plantilla es de un alto nivel competitivo y merece confianza. El club ha abandonado la lista de grandes morosos para estabilizarse en una zona seria y rigurosa, con amplio margen de crecimiento. Son tangibles que deben hacer recapacitar al pueblo blanquiazul, que no debería olvidar de dónde venía y la precaria situación hace unos tres o cuatro años. Deseo que la masa social aumente a mejor ritmo, en beneficio de todos, pero tampoco quiero presionar a una gente que, tal y como está el patio económico y social en nuestra Catalunya del alma, decide priorizar aspectos más importantes de su vida que un simple carnet de abonado a una entidad futbolística, por mucho que se llame RCDE y sea el amor de su vida. Eso sí, estar por debajo del listón de los 30.000 socios no es la mejor posición de partida para culminar en Europa. Además, la LFP tampoco colabora para que el Espanyol crezca. Es aberrante que, jornada tras jornada, los horarios sean tan sumamente lamentables. Como muy bien manifestó QSF, esta misma semana, “al Espanyol sólo lo invitan a las bodas de los grandes”. Y no le faltó razón al técnico. Pero también os digo una cosa, el único remedio que conozco para no jugar lunes sí y viernes también, es crecer y dispararse rumbo al carro europeo. Es la única manera de recuperar el respeto de unos estamentos futbolísticos que te ningunean, a pesar de la historia y los 117 años de supervivencia que ayer, 13 de octubre, celebró la gran familia perica.
En el aspecto deportivo, me preocupan las lesiones y tantas carencias en la demarcación del lateral derecho. Javi López y Víctor Sánchez encadenan una lesión tras otra y la situación no mejora. Soy claramente partidario de acudir al mercado de invierno y luchar por un lateral joven, con futuro y, si puede ser, identificado con los colores. Anoten un nombre, creo que Pablo Maffeo, formado en la cantera perica, sería una enorme aportación. A pesar de jugar cedido en Girona, es propiedad del City. Imagino que la operación no resultaría fácil. Además Valencia o Sevilla ya le tienen en la lista para negociar su fichaje en enero. Pero el RCDE podría jugar la gran carta de la Força de un Sentiment, al estilo de la operación Sergi Darder. Buena semana, pericos.