Norbert y yo alquilamos un coche. Era un Twingo pequeño de color verde. Recuerdo aquel viaje. El equipo de Paco Flores estaba ahí en la zona de descenso y necesitaba los tres puntos para afrontar el tramo final de liga. Así que en el Blanc i Blau decidimos viajar a Alicante para cubrir el partido. Lo que no sabíamos el desaparecido director del BiB (siete años ya) y una servidora era que allí empezaría a forjarse una de las leyendas pericas más grandes de nuestra historia reciente.
Tamudo debutó hace 20 años en un partido donde un gol suyo en el minuto 89 permitió al Espanyol abandonar la zona de descenso. El canterano vivió un desenlace de temporada difícil donde el juego del equipo fue puesto en cuestión y no se pudo respirar tranquilo hasta la penúltima jornada de Liga. Fue también la última Liga en Sarrià. El resto de la historia ya sabéis como sigue… Pero me gustaría destacar que la presencia del ídolo desde aquel momento –que además ha jugado en los tres estadios pericos– ha sido fundamental para completar su narrativa como mito.
Esta efeméride merece una reflexión. Y es que la permanencia viva del referente del 23 perico es fundamental en un club al frente del cual hay un propietario que controla férreamente su economía para garantizar una proyección deportiva acorde con lo que merecemos. Al líder le han explicado las emociones de 116 años de historia y tradición, pero no las ha vivido. Ojalá que Tamudo y sus herederos (como Marc Roca o Gerard Moreno, entre otros) continúen con el legado de la força d’un sentiment y podamos añadir más mitos a nuestra vida perica politeísta. Oigan, y quizás, dentro de cien años más, la dinastía Chen también se instale en nuestro olimpo blanquiazul.