Riesgo, aventura y talento. Los trajo el regreso de Óscar Melendo al once y lo certificaron Melamed y Darder con un segundo gol trufado de fantasía. Para un Espanyol plano y esclavizado por las dudas de los tres últimos partidos, la incidencia de los tres peloteros supuso pura alegría y liberación, como bien dejó de manifiesto Diego López al cruzar el campo para festejar con Sergi. El Espanyol con química se impuso al del duelo físico y excesivamente pendiente de un Zaragoza en modo supervivencia. Señales inequívocas, señales que hay que ver.
Porque todo es compatible. Vicente Moreno puede conjugar perfectamente su resultadismo con la explotación máxima de su arsenal. Más que nada, porque la calidad da resultado. Y, sobre todo, porque el resultadismo no vale si acaba degenerando en la involución y el apocamiento, como venía pasando. Este Espanyol es de pelota más que de pelotas. Es así y debería bastar con las cabezas cortadas el curso pasado para tenerlo claro. Que hay que saber sufrir, evidente. Que hay que saber competir, elemental. Pero la mejor manera para que este equipo dé el callo es comprenderlo y alentarlo. Es lo que hay… y es una gran noticia si se sabe gozar.
Venció el Espanyol porque la diferencia con los maños es hoy amplia, aun dentro de la misma categoría. Pero la primera hora del partido fue más de desconcierto y preocupación que de evidencias de progreso. Es verdad que tanto Pedrosa como RDT pudieron liquidar la incertidumbre y también que el árbitro privó del primer tanto a Raúl al eludir de forma muy incompetente la ley de la ventaja. Pero sólo Melendo (desinhibido, protagonista, sin miedo a fastidiarla) daba con el interruptor o lo intentaba. Lo demás, un pulso intermitente con un club martirizado por la Historia, justo de lo que pretende escapar este RCDE. El reflejo rival pareció atolondrar siempre a los pericos.
El curativo 2-0 vino sin la firma de Embarba ni de RDT, aunque el madrileño estuvo sublime en el control y asistencia a Óscar Gil, jabato y con clase en su definición. No es una anécdota: si el resto del equipo gana peso, los vallecracks (como les llama el colega Álex Lebrón) rendirán aún mejor. Y eso es básico para no padecer ante el Sporting del equipo difuminado que sufrimos ante el Girona y el Lega, acomodado en la capacidad resolutiva de las figuras y, naturalmente, con riesgo de castigo. Se volvió a ganar y el Espanyol completó rápido el arco advertencia-caída-señales de recuperación. Toca evolucionar el guion, como bien lo han hecho The Mandalorian y sus aventuras por recuperar su identidad y salvar la esperanza de la Fuerza. Tens Disney+, estimat Vicente?