Están echando a la gente del estadio. El gol de Gerard maquilló otra nefasta y tortuosa noche de fútbol. El empate fue justo y, si me apuran, el único equipo que buscó la victoria fue el Levante, con más ambición y mejor criterio. La imagen de la primera parte fue de auténtico bochorno. La línea defensiva, un puro sainete. Son los zagueros más solidarios de la Liga, regalan lo que no está en los escritos, tanto en vísperas navideñas como en el tórrido verano. Enzo Roco volvió a desentonar. Nadie crea fútbol en el centro y los delanteros no tienen más remedio que bajar al medio campo si quieren tocar la bola. No se genera fútbol ni peligro, no se disparó a puerta frente el At. Madrid ni ayer contra el Levante. Unicamente el gol. Anoche, el rival llegó como colista y se autoregaló un festín. Como el Granada, como el Getafe con 10 jugadores, como el Sporting, como la humillante tarde ante el R. Madrid y aquellos dolorosos seis goles encajados. En la segunda parte, los jugadores locales le echaron más ganas, presionaron al rival y dieron una imagen algo más digna. Pero a partir del minuto 70, el Levante volvió a mandar en el terreno de juego y los pericos estuvieron en manos de los de Rubi que, afortunadamente, no sentenciaron. Ni control, ni juego ni orden. Una absoluta anarquía. En resumen, hay que buscar soluciones. No me corresponde pedir cabezas, ni ceses de entrenadores. Pero Sergio debe reflexionar y mover fichas. Lo que no funciona requiere cambios obligados. Y el once de la primera parte, en varios de sus puestos, no merece más confianza. El técnico debe buscar alternativas al desastre del primer acto. De lo contrario, no soportará ni la presión de la grada ni la permanente desidia de sus discípulos.
A nivel de actualidad institucional, valoro muy positivamente las declaraciones de Sergio Oliveró, el pasado domingo, a los compañeros de “Hat Trick Espanyol”. Me parecieron sensatas y cargadas de coherencia. Ha llegado el momento que, después de tanta discordia y de los históricos enfrentamientos intestinos, las cabezas visibles del espanyolismo fumen la pipa de la paz, para tirar unidos del carro de la ilusión. Si la llegada de Míster Chen logra salvar el tipo de un Espanyol a la deriva y sella los cimientos de un proyecto serio, de consenso y unidad, bienvenido sea el capital chino y el aterrizaje del grupo Rastar. Por eso me pareció acertado el mensaje de Oliveró, cuando manifestó que “debemos aprovechar este momento histórico” No me cabe ninguna duda. Otra cosa será que Genética Perica quiera mantener el sentimiento de Espanyol, con un respetable porcentaje accionarial y, llegado el momento, acudiendo a una posible ampliación de capital. Es muy loable y están en su derecho.
El RCDE, saneado a nivel económico, unido en el aspecto social y con un proyecto serio e ilusionante, en la siempre decisiva faceta deportiva, tiene una proyección incalculable. Sobre todo, remando todos juntos en idéntica dirección. Tiempo al tiempo.2