Temporada dura, de esas que forjan pericos. Todo apunta a un desenlace cruel para el Espanyol. Pero precisamente por esa circunstancia, por ser tan complicado, en un club abonado a ir contracorriente y perder aquello que damos por ganado, como clasificarnos para Europa con el 1% de posibilidades o salvar la categoría en el último suspiro, la salvación aún sigue siendo factible y todos nos aferramos a ella.
Es importante que no nos creamos al pie de la letra los libros de autoayuda y esas pegatinas baratas que dicen… “Si quieres, puedes”, “Si lo sueñas, puedes conseguirlo”… Para conseguir algo, se ha de querer, se ha de intentar y además se ha de poder. No hay más. Pensar lo contrario es estrellarse contra una pared de desilusión.
Durante meses hemos visto que el equipo no podía, era evidente. Perdimos gol, la defensa era un coladero y el centro del campo andaba desaparecido. Además hemos tenido mucha suerte, pero de la mala. Es decir, la receta perfecta para que la catástrofe se consumara. Y así fue, los resultados no han podido ser peores.
Llegado el periodo de fichajes, Mr. Chen ha soltado 40 millones de euros que sumados a las otros 20 gastados en verano nos llevan al desembolso más grande de la historia del club con mucha diferencia. Ha despedido o apartado a los máximos responsables del desastre. Es decir, ya no le podemos pedir más.
Por su parte, el área social del club lleva trabajando sin descanso desde casi el inicio de la liga, montando finales semana tras semana. Organizando eventos. Regalando prácticamente las entradas. Animando a los socios constantemente. Incluso ejerciendo de psicólogo en muchos casos con los qué más o menos tenemos algo de repercusión en el Espanyol, para que no acabemos hundiendo al resto de pericos con nuestros comentarios.
A la afición, tampoco se le puede pedir más. Ha soportado estoicamente las derrotas y el mal juego del equipo con tan solo unos pitos en los primeros partidos. Como suele pasar en nuestra casa, cuando peor estamos en la clasificación, más acuden los pericos para animar al equipo, en casa o en campo contrario.
De toda esta ecuación que es el fútbol, nos queda y nos falta lo más importante, que los jugadores cumplan. Las tres incorporaciones de invierno realizadas a golpe de talonario es evidente que han subido el nivel del equipo. Tan solo con R.D.T. en el campo el Espanyol ya es otro.
Todo pasa a día de hoy porque el equipo juegue y se entregue como pudimos ver en el partido frente a los colchoneros. Con menos que eso estamos abocados al desastre (lo vimos en Valladolid). Estamos en sus manos o pies como prefieran. El resto podemos y debemos empujar, pero tan solo depende de ellos salir del infierno. Es la hora que demuestren si son jugadores de Primera y si pueden soportar la presión. Es la hora de que hable el fútbol y sobre todo los futbolistas.