En el fútbol, como en la vida, uno no siempre tiene la opción de decidir cuando llega una oportunidad. A veces ésta se presenta cuando menos lo esperas y depende de lo preparado que estés y de tu nivel de autoconfianza para saber aprovecharla.
Óscar Gil no podrá jugar en los próximos partidos, salvo cambios drásticos del diagnóstico a última hora y Vicente Moreno se verá obligado a tener que decidir si hace jugar a Dídac Vilà en la banda derecha a pierna cambiada o bien hacer jugar a Omar El Hilali.
Es cierto que alinear a Omar El Hilali, a priori, puede dar vértigo ya que estamos ante uno de los momentos más cruciales de nuestra historia, donde la presión va a ser máxima y donde nuestros rivales, al igual que nosotros, van a afrontar los partidos con las máximas exigencias.
La falta de veteranía muchas veces se suple con ilusión, ambición y ganas de demostrar al mundo todo aquello para lo que llevas toda la vida preparándote.
Si un jugador es bueno y está preparado, como es el caso, no hay que tener miedo en darle minutos y más cuando el equipo está en una dinámica positiva. Es distinto cuando el equipo se encuentra en una espiral negativa y donde todo sale mal, donde ahí sí que corres el riesgo de perder la autoconfianza del jugador, pero ahora no es nuestro caso.
Omar El Hilali carece de experiencia en el primer equipo y en la categoría, es cierto, pero tiene talento y está más que preparado para jugar estos partidos. No hay que tener miedo en alinearlo y menos si queremos ser un club de cantera.
A fin de cuentas, no hay que olvidarse que el filial está precisamente para estas ocasiones. Si tienes a tus dos laterales lesionados y preferimos hacer jugar a un jugador a pierna cambiada, ¿Para qué nos sirve entonces la cantera? Al final, no se puede confiar en la cantera a medias, o lo haces o no lo haces y esta es la situación propicia.
Si un jugador quiere formar parte de la élite, no puede esperar a que sea el fútbol quien le llame a su puerta, debe ser el jugador quien la derribe. Omar El Hilali lo sabe.