Si las cosas no cambian mucho, el parón por el Mundial de Qatar se hará muy largo y duro para el Espanyol. El empate ante el Elche CF ha dejado bastante tocado el estado anímico de los pericos que, dicho sea de paso, no estaba para tirar cohetes después de lo que estamos viviendo en los últimos tiempos. El futuro pinta negro. La preocupación y el miedo parecen haberse instalado ya en gran parte de la afición. Y es que la mayoría tienen cada vez más claro que el club va a la deriva. No hay nadie al mando, y lo peor es que a Chen Yansheng, principal culpable de esta situación poco parece preocuparle.
Tras el empate contra el Elche CF se escucharon pitos en el RCDE Stadium y se pidió la dimisión de la directiva. Algunas voces apuntaban también al entrenador, aunque, sinceramente, pese a que tiene parte de culpa en algunos malos resultados, no es a quién debemos apuntar. De momento. Diego Martínez como todos los pericos ha sido engañado. Y mientras los que tienen el poder en el club sigan siendo los mismos de poco servirá los cambios en el banquillo. Ya lo vimos con el último descenso. El problema no está allí. Y la afición cada vez lo tiene más claro. El principal problema no está en el entrenador ni en los jugadores, sino en la gestión de club. Es evidente que el Espanyol está destrozado a nivel institucional, social y deportivo. Ante un panorama así solo queda convocar un gabinete de crisis y que hable la afición. Que pida una limpieza en el club y la entrada de gente que sienta estos colores. Gente de la casa en el campo y en la dirección. Sino el futuro del Espanyol da miedo.
Diego Martínez llegó con ilusión y, en cierta manera, ilusionó a todo el espanyolismo. Solo cuatro meses después está hundido. Como la afición. Los pericos estamos jodidos. Pero jodidos de verdad, ya no queda nadie contento, porque vemos que solo hay una manera de revertir esta situación. Y no es otra que la venta del club; que el Espanyol cambie de propiedad. Nos están destrozando y quitando algo que consideramos nuestro y, ante ello, solo nos queda protestar. No podemos echar a Chen, ya que el club es suyo. Y él no cesará a Mao Ye Wu ni, en principio, a Domingo Catoira.
Sevilla FC, Real Betis Balompié, Villarreal CF, Real Sociedad o Atlético de Madrid bajaron a Segunda y entendieron que, en esa temporada o varias de travesía por el desierto, debían ir estableciendo las bases de su futuro. El Espanyol bajó a Segunda y no cambió nada. El presidente no entendió, ni quiso ver, que había pasado y las decisiones las siguieron tomando los mismos. Hubo muy poca autocrítica. Por no decir ninguna. Y todo ese despropósito está teniendo graves consecuencias. Con Chen Yansheng fracasará cualquier entrenador y proyecto, si decide seguir sin invertir. Solo con trabajo es imposible crecer. Y menos cuando el que se está haciendo es más que dudoso. Por eso es el momento de que se vaya a casa. Tiene que acabar esta dictadura china que estamos viviendo en los últimos tiempos. Y los engaños.
Al Espanyol solo le queda un partido en el RCDE Stadium antes del parón. Y será el último, tras dos jornadas seguidas fuera de casa –RCD Mallorca y Atlético de Madrid– Ante el conjunto castellonense se jugara entre semana con lo que el RCDE Stadium no presentará una buena entrada. Será una lástima, ya que sería una buena oportunidad para que el espanyolismo le pidiera que venda el club. Sino es posible habrá que buscar otras maneras de manifestarse porque esto no puede seguir así. Chen go home.