Nos volvemos a encontrar, David. Todavía recuerdo tu presentación como entrenador del Espanyol B, acto en el que estabas sonriente y accesible. Fue entonces la primera vez que hablé contigo y tenía esperanzas de que la relación fuera buena; todos los jugadores a los que habías dirigido me hablaban maravillas de ti. No sé en qué momento, tu simpatía se fue tornando en agresividad en las ruedas de prensa, hasta el punto de, y no me escondo, darme hasta cierto miedo preguntarte tras un encuentro. Imagínate si el filial había perdido.
Está claro que me cogiste manía, y no entiendo el por qué. Aunque pensándolo bien, igual te molestaba que me llevara bien con los jugadores o no estabas de acuerdo con algo que hubiera escrito. Quizás Jordi Lardín, al cual respeto profundamente pero tampoco es santo de mi devoción, te había hablado mal de mí. Ni lo sé, ni me interesa. A estas alturas no sirve de nada remover el pasado, pero sí que hubo gestos que me dolieron. Insignificantes para ti, pero que para mí fueron hirientes, ya no como profesionales, sino como personas. Uno de ellos, el hecho de que cuando lograsteis el ascenso a Segunda división B con el filial y te felicitara, me dieras las gracias sin mirarme a la cara ni pararte. De todos modos, te agradezco infinitamente que hayas sido así conmigo, porque me enseñaste a lidiar con caracteres complicados y a relativizar las cosas.
Futbolísticamente hablando, me pareces un entrenador top. Tu filial jugaba a las mil maravillas y disfruté mucho viendo a ese equipo, observando desde la distancia como estuvisteis a punto de hacer historia, dejando al equipo a un solo punto del play-off de ascenso. Pero insisto, era extraño contar con buenas relaciones dentro del vestuario y no gozar de la simpatía del capitán del barco. Me sentía como un intruso, hablando con los chicos tenía la sensación de que estaba haciendo algo mal cuando no era así.
En fin, no te voy a engañar: cuando todo el mundo se alegró de tu ascenso al primer equipo y puso por las nubes tus hazañas, pensando que serías capaz de dirigir al Espanyol exitosamente, yo estaba en desacuerdo. La gente me miraba raro, pero considero que pocos más que yo en el entorno espanyolista -más allá de la gente de dentro del club, obviamente- te conocía bien como entrenador, tanto en cuanto a juego como en las distancias cortas, cada vez más largas. La historia la sabemos todos, y no me equivoqué; no es lo mismo lidiar con chavales que están empezando a forjar su carrera que con veteranos que las han visto de todos los colores y que al primer grito te dejan las cosas claras. Ya viste de qué iba la cosa.
Esta campaña, el Sporting ha pensado en ti. Te mandé un mensaje deseándote suerte y felicitándote. No me sorprendió que no respondieras. Pero estoy convencido que ahora sí que lo harías. Porque este David Gallego, al que en Gijón llaman cariñosamente ‘El Pastor‘, no es el que yo conocí. No sé en manos de quién te has puesto, pero te felicito porque has acertado. Así sí que puedes transmitir perfectamente tu idea de fútbol, la cual aplaudo porque la conozco y me hizo disfrutar, tanto a tus jugadores -jóvenes y veteranos- como a la prensa y afición. Lo que me da rabia es que este nuevo estilo no lo hayas practicado en tu casa, en el Espanyol, porque estoy seguro que tanto a ti como a nuestro equipo le hubiera ido mucho mejor de lo que le fue.
Me hubiera gustado mucho poder estar en la rueda de prensa previa al encuentro del domingo, aunque sea de manera telemática, para poderte preguntar y enterrar el hacha de guerra, pero el Sporting no permite que los periodistas pregunten sino que hay que pasar por el jefe de prensa. Igualmente, te he mandado mi cuestión y espero que, cuando te lean mi nombre, viajes unas temporadas atrás y esboces una sonrisa. Porque sé que, en el fondo, recuerdas esas ruedas de prensa del filial con cariño. Te deseo lo mejor, David, pero a partir del lunes. Y mentiría si dijera que no me gustaría que tras el encuentro tuvieras cara de pocos amigos y recordaras a ese entrenador con malas pulgas que dirigió al filial. Eso significará que el Espanyol ha asaltado El Molinón.
Per mi es el principal culpable de la temporada pasada de l?Espanyol.
Va desfer la plantilla.
Jo no li desitjo cap be futbolisticament parlant.
Com mes lluny estigui millor.
Totalment d’acord. Va voler aplicar uns conceptes que no tenien ni cap ni peus, les seves rodes de premsa eren esperpèntiques, egocèntric… el club va trigar massa en reaccionar i l’equip ja estava enfonsat. Cagada monumental!!
Els articles de Carles Fanlo, imprescindibles per mi. Els he descobert no fa gaire però ara em trec el barret. Sempre diuen coses, són respectuosos però alhora molt valents. Felicitats