Les cuento una historia de terror en tan solo cuatro palabras: Raúl de Tomás lesionado. No me digan que no acongoja. Pero no se acongojen más de la cuenta, nuestro máximo goleador es duda para El Molinón, como reza nuestra portada, pero como el propio Vicente Moreno aclaró ayer en rueda de prensa, la cosa no parece grave. No obstante, la simple divulgación de la noticia de sus molestias, avanzada por este medio, puso ayer en un brete a todo el espanyolismo, que respiró aliviado poco después al publicar el club en redes una foto del ídolo sonriente, hasta que se supo que la foto era… del día anterior. Hoy sabremos algo más de la evolución de un delantero que es algo más que nuestro mejor jugador. Es, por encima de todo, el símbolo de la pregonada superioridad perica frente al resto de la categoría. Y es que no nos engañemos, cuando medimos nuestra plantilla con la del resto, lo que desequilibra la balanza a nuestro favor es que nosotros tenemos a Raúl y ellos no.
RDT equivale mentalmente al ascenso. Es así. Lo saben nuestros rivales y lo sabemos nosotros. No presiona, juega por donde quiere y es más raro que un perro verde. Solo hay que dejarse caer por su Instagram para darse cuenta de que es un personaje al que hay que echar de comer aparte. Pero tenerlo garantiza muchas posibilidades de llevarse los tres puntos en partidos de fútbol bajo mínimos, como el último ante el Sabadell. Es como tener un superhéroe en miniatura al que apelar cuando los nubarrones espesos se ciernen sobre el juego del equipo, que dicho sea de paso sucede a menudo. Esta competición se decide precisamente en estos partidos plomizos en los que un testarazo engominado hace aparecer un haz de luz celestial, como un faro que nos guía hasta el ascenso. Y como sucede con los guerreros legendarios, su sola presencia ya es promesa de que la batalla va a caer de nuestro lado.
“¿Qué pasa si se lesiona RDT?” Esta cuestión ha sido recurrente en las conversaciones de la mayoría de los pericos desde que se inició nuestro periplo por el calvario de Segunda. Hemos vivido en el miedo de que esto pueda suceder y vamos a seguir viviendo del mismo modo. Desde hace un mes tenemos a Dimata, sí, pero si hay comparaciones odiosas, esta rompe cualquier molde. Luego está esa cuestión que alude al diseño de la plantilla. ¿Es inteligente invertir tanto en un solo jugador cuando no hay un recambio a la altura? Raúl es una pieza que no tiene repuesto. La dependencia es aún mayor en un equipo que ha preferido sacar adelante los partidos gracias al talento individual que al espíritu colectivo. Podemos hacer apelaciones al equipo, decir que si tal cosa sucediese sería el turno del resto de la tropa de dar un paso adelante con contundencia, pero todos sabemos que el golpe moral de no poder contar con nuestra máxima estrella seria devastador. Es por ello que hemos preferido no pensar demasiado y confiar en que nuestros temores no acaben teniendo fundamento, pero cada vez que hemos dejado al jugador acabar los 90 minutos -es el jugador de campo tras Diego López que mas minutos ha disputado- estamos cogiendo papeletas para la rifa del guantazo. Así que crucen los dedos.