Permítanme que empiece esta columna con una obviedad: la planificación para la próxima temporada es muy importante. Pero me gustaría añadir un matiz. Para quien redacta estas líneas, el proyecto para la campaña siguiente es la más relevante de los últimos años porque ahora es cuando el Espanyol debe definir qué tipo de equipo puede ser. Si un equipo ascensor o uno con las miras en asentarse en la élite del fútbol español. No es una misión sencilla. Por eso la faena deberá afrontarse con responsabilidad desde los despachos del Espanyol. Considero que, como mínimo, es necesario un refuerzo por línea.
En la portería, Diego López ha renovado por partidos jugados tal y como pudieron leer en las páginas de este periódico, pero no las tengo todas conmigo de que su nivel sea el necesario para ser el titular en Primera. Tampoco Oier. Aunque yo haría un esfuerzo para traer alguien de la casa como Edgar Badia, no parece que vaya a cambiar la situación. La que sí debería cambiar es la del lateral derecho. Después del desajuste en el verano pasado en ese sector del terreno de juego, con las numerosas salidas que se produjeron, y con jugadores que en Primera podrían resentir todavía más el salto. La temporada de Pedrosa es muy positiva y podría ser todavía mejor con mayor competencia en el puesto de cara al curso que viene. Los rumores de Florian Miguel apuntan hacia esa dirección.
El eje de la defensa está bien cubierto, ha sido una temporada con variación en ese sector, pero al margen de los nombres ha habido solidez. Una posible salida de jugadores con cartel debería motivar al club a cerrar alguna incorporación. En el centro del campo hay nombres con mucha calidad, pero sí que creo que el salto de categoría lo pueden notar jugadores como Keidi Bare. El albanés ha sido una de las claves del tramo final de la temporada hasta que se selló el ascenso, pero su dinamismo viene motivado por la desorganización de su juego y no estoy del todo seguro que al Espanyol le vaya a beneficiar en Primera.
En lo que al ataque respecta, dependerá de las salidas, pero un extremo por cada lado sería el escenario ideal y a ser posible encontrar otro tipo de jugadores de los que tiene el Espanyol para no repetir perfiles. En el tema del ‘9’ creo que no hay discusión. Si Raúl de Tomás, tal y como él mismo ha admitido, se queda, la labor del departamento de la dirección deportiva debería centrarse en encontrarle un acompañante de nivel. Landry Dimata ha tenido alguna aportación interesante desde su llegada, pero si hay un jugador que puede sentir el cambio de Segunda a Primera es él. El que fuera internacional en categorías inferiores con Bélgica se ha impuesto físicamente a sus rivales en la categoría de plata, pero me transmite muchísimas dudas de cara a la próxima temporada en la élite nacional. Los del césped cumplieron, ahora la responsabilidad es para los de los despachos. Esperemos que no decepcionen.