David diciendo adiós como un grande: salvando un gol, casi marcando, lágrimas de perico (gràcies, capità!). Diego besando el césped (yo lo renovaría, pero con competencia). Dídac cerrando etapa… Y muchos empezándola: Rubén Sánchez, desde ya primer fichaje; Nico, al fin por dentro: fantasía por explotar; Melendo queriendo ser one club man y Villahermosa tras sus pasos. Mereció mejor suerte Luis Blanco solo por sus intenciones. Hasta RDT volvió a dejar alguna fantasía pese a alejar el tapeo de Granada. Él sabrá, como este Espanyol que busca redefinirse mientras no llegue una venta.
El Espanyol sigue colgando cuadros en su galería de entrenadores, pero las piezas de museo son las de ‘tiempo ha’. Entre la desafección y la falta de liderazgo en el club, no dio para más el sueño utópico de que Vicente se convirtiera en una especie de Cholo en versión perica: el técnico se ciñó siempre al guion marcado desde arriba cuando la grada le pedía audacia para, al menos, intentar saltárselo. Así, con todo agitado sin remedio, con el desastre de Vitoria y, por fin, con la salvación, el Espanyol escenificó un cierre digno con el de Massanassa. No pudo irse ovacionado en el estadio, como correspondía al entrenador del ascenso. Pero que tampoco venga nadie desde fuera a dar lecciones sobre su adiós, considerado como hasta lógico por el propio míster. Vicente, de hecho, sale más bien parado con esta cláusula para romper el tercer año que no con la tradicional fórmula del 2+1, donde no se hubiera llevado ni un real.
Pero para caída, la de Rufete, que al final sin Durán también ha mordido el polvo. No queda ya nadie de los cabezas visibles del ‘RCDE Inside’ de hace un año. La toma de decisiones es hoy más de Chen que de nadie. Aquel “humildad, pero con muchísima ambición” se dio de bruces bien pronto con el discurso de “la consolidación”. Y eso fue porque la China manda, por más que hubiera coincidencia desde demasiados frentes en encontrar un ‘Rufo expiatorio’. Por cierto: que el director deportivo haya rehuido de la renovación teniendo el beneplácito del presidente resulta cuanto menos inquietante para lo que viene. Ojo con pasarse con las celebraciones.
Chen y Mao van a aclarar en pocos días si todos los cambios son cosméticos o de profundidad. Primero, con el nuevo entrenador, que supondrá una pista definitiva sobre la capacidad de seducción del nuevo proyecto. Y segundo, con el margen de movimiento de Catoira: el aval de la gente que lo conoce es estimulante, pero falta acompañarlo con fondos para que pueda ejercer realmente de manager y no de gestor ‘a la Perarnau’; es decir, ‘optimizando’ como sinónimo de ‘jugando con fuego’. Hasta comprobar si se está por saltar un peldaño o por permanecer con los equilibrios de mínimos, hay margen para la esperanza. A ver si en Rastar entienden al fin el Espanyol como un reto.