Fue un día de fiesta.
Porque hubo fútbol internacional en el estadio sin nombre conocido. Llamarlo RCDE Stadium es no llamarlo nada. El partido de la selección es un éxito del consejero delegado. José María Durán ha conseguido lo que otros no. ¡Que no todo van a ser críticas! Ha sido una excepción a la infrautilización de nuestras instalaciones.
Un amistoso intrascendente de España contra una selección menor, con entradas caras, en un día cansinamente lluvioso ha resultado el encuentro con mayor asistencia de esta temporada 2021 2022. Un dato para hacernos recapacitar, algo debemos estar haciendo mal. ¡Qué no todo van a ser halagos!
Volvamos al éxito. El evento nos ha dado a conocer, por un día hemos abierto puertas y ventanas. Muchos de los 36.000 espectadores del sábado visitaron por primera vez nuestras gradas o no eran los habituales parroquianos. Esa presencia ha sido una oportunidad para enseñarles nuestra casa, “passi, passi, que veurà el piset”. Entraron en nuestra tienda y compraron, la curiosidad mató al gato. Como en la vida nada es perfecto, no disfrutaron con el juego de nuestra estrella, RDT, pura calidad. El gato que se le cruzó en el entrenamiento del jueves en Las Rozas era negro.
Roto el hielo, tal vez repitan visita en Liga. No es de extrañar que a los que acudieron les haya podido gustar nuestro nombre. Lo que sí me resulta extraño es que Lorena, de niña, confundiera nuestro equipo y nuestra selección. Lo reconoce sin vergüenza, pese a que le hubiera bastado con pasar las hojas del álbum de cromos en el que su hermano pegaba nuestros futbolistas. Por muchas razones que tenga la lógica infantil, la de una palabra primitiva, España, y su derivada, Español/Espanyol, un equipo y una selección tienen intereses opuestos y actúan como elementos químicos incompatibles.
Los periquitos tenemos un sentimiento contradictorio con la selección. Unos más que otros, en función, no nos engañemos, de las ideas políticas.
A todos nos cuesta identificarnos por su historial de convocatorias, llenas de culés y de feos a nuestros jugadores. En eso coincidimos con aficionados de otros clubs que también se sienten ninguneados por los sucesivos seleccionadores. Nuestro desapego se nos curó con la victoria del Mundial en Sudáfrica, ya fuera por la presencia de un periquito en el once titular, Joan Capdevila, ya fuera por el gesto de Andrés Iniesta. El de marcar el gol decisivo, echar a correr brazos en cruz, quitarse la camiseta oficial, ese día azul, y dejar a la vista una camiseta blanca de tirantes, estilo imperio, con una frase escrita en rotulador, “DANI JARQUE SIEMPRE CON NOSOTROS”. Es la imagen icónica del Mundial 2010 y con la que el club entró en su historia de contrabando.
La celebración de un partido de la selección catalana en nuestro campo fue la causa en diciembre de 2012 del nacimiento de la plataforma “España en Cornellà El Prat”, que reclamaba que también albergásemos a la selección española. Formada por grupos y peñas blanquiazules, sus comunicados rompieron el silencio en los medios de comunicación y en las redes sociales. Un objetivo cambiaba de plano y mostraba que la selección llevaba 8 años sin jugar en Catalunya, desde el partido contra Perú en el estadio Olímpico de 2004.
Otra plataforma, “Barcelona con la Selección”, liderada por jóvenes periquitos, Nacho Pla, Alberto Giral y Manel Hernández, nació en septiembre de 2015 para reivindicar que ya se cumplían 11 años de la cita en Montjüic.
“Barcelona con la selección” no ha parado de insistir, de dar la lata, con sus carpas, campeonatos, eventos, camisetas, quedadas y pantallas gigantes, hasta conseguir que el regreso de la selección haya sido una realidad. Su trabajo lo han rematado convirtiendo el partido en una fiesta alegre y juvenil bajo un cielo gris.
Así, pues, la cuenta ha terminado a los 18 años.
El amistoso contra la Albania de Keidi Bare disfrutó de un ambiente espectacular, todas las gradas fueron de animación. Cambiaron los colores de las camisetas, del blanquiazul pasaron al rojo. Definitivamente, había muchas ganas de ver a España jugar en Cataluña, no era cosa de cuatro chalados y un par de plataformas.
A la fiesta solo le faltó una cosa, la presencia de RDT. O dos, faltó la fotografía de los seleccionados junto al mural de Dani Jarque de la puerta 21, una visita obligada que no se produjo. O tres, un recuerdo a Zamora, el mejor portero de todos los tiempos, aunque el detalle no hubiera corregido la ausencia de un merecido homenaje acorde con su grandeza en el estadio. Ricardo Zamora Martínez es el primer mito de nuestro equipo y de nuestra selección, el primero que hizo posible la formulación de elementos imposibles fuera de la cabeza de una niña en la que la química era “un placer”.
Está bien que la selección española una a aficionados de todos los equipos de la Liga por unas horas, como si fuera una tregua que nos hace olvidar todas las guerras.
Autor: Jesús Beltrán.