Los malos resultados, y lo poco que había mejorado el equipo en la competición liguera, fueron los detonantes para que la dirección deportiva tomara la decisión de cesar a Gallego. Pese a que éste hizo todo lo posible para darle la vuelta a una situación cada vez más complicada, ni la reunión de dos horas con todos los jugadores tuvo una respuesta positiva sobre el terreno de juego. Ahora, después de ocho jornadas, se tiene que empezar casi desde cero con Pablo Machín. Su perfil es diferente al de Gallego. A la hora de afrontar los partidos es muy sabido, al menos hasta la fecha, que en defensa utiliza tres centrales y dos carrileros. Por delante, en el Girona jugaban dos pivotes; lo mismo que en el Sevilla, aunque después pasó a ser solo uno. Dos futbolistas en banda que, a veces, se convertían en mediapuntas. Y, arriba, un punta. De todas maneras, cuando haya conocido mejor la plantilla podremos saber la distribución. Sobre todo del medio del campo hacia arriba, pero todo hace indicar que tiene las piezas para utilizar el sistema que le gusta. Otra cosa será sacar el máximo rendimiento de los jugadores con lo que pretende hacer.
Está claro que en el fútbol no existen los proyectos a largo plazo porque todo dependerá de si el balón es generoso y entra entre los tres palos. Si no es así, hay un cambio de entrenador y empieza otra etapa.