Nadie dijo que sería fácil. Todos sabíamos que esta temporada no sería un camino de rosas, o como mucho de rosas con espinas como la de Fuenlabrada. Porque fue un encuentro en el que el equipo se dejó dos puntos por un error puntual, pero en cómputo general el Espanyol no mereció llevarse la victoria del Fernando Torres.
Pero no voy a escribir sobre el tropiezo de la jornada anterior. Eso ya es agua pasada y toca centrarse en el partido contra el Girona, un encuentro que nuevamente no será nada sencillo pero que el Espanyol debe sacar adelante y salir victorioso. Porque un desliz se puede permitir, pero dos seguidos en una categoría como ésta y teniendo la obligación de ascender, no. Y menos con el calendario que tienen los de Vicente Moreno.
Porque después de recibir a un Girona con bajas pero que nos tiene unas ganas enormes, volvemos a Madrid para medirnos a un Leganés que no solo quedó por encima nuestro la pasada campaña y estuvo a punto de obrar el milagro de la salvación –con un mexicano en el banquillo que nos hubiera venido muy bien, por cierto-, sino que además nos ganó tanto en Butarque como en el RCDE Stadium. Y pocos días después sigue la fiesta, ya que llega un Zaragoza herido y peligroso al feudo perico, un histórico en horas bajas que tarde o temprano despertará.
Sin duda es un tramo exigente de la temporada, ya que después de actuar ante los blanquillos vuelve a haber una semana con dos partidos –Cartagena y Sporting-. Pero eso no puede ser excusa para un Espanyol que cuenta sin lugar a dudas con la mejor plantilla de Segunda división y que tiene el mayor límite salarial de la categoría. Porque el único objetivo de este curso debe ser ascender y devolver al equipo a Primera división, de donde no debería haber salido nunca. Esta campaña, más que nunca, el fin justifica los medios.
Soy el primero al que le gustaría ver al Espanyol arrasar en todos los encuentros, con un juego brillante y goleando jornada tras jornada. Pero ya sabíamos lo que nos encontraríamos una vez se certificó el descenso, y que lo importante era limpiar el escudo. El juego en Segunda división es, con pocas excepciones, trabado, gris, feo. De ese que no gusta al espectador neutral. Y si eres el máximo favorito para llevarte el campeonato y superior por nivel a todos tus competidores, estos saldrán a cara de perro cuando se enfrente a ti. Y si por lo que fuera alguien no era consciente de lo que pasaría esta temporada, ha tenido 12 jornadas para darse cuenta de que el regreso a Primera no será coser y cantar.
No quiero ser agorero, pero ya hemos visto que no será sencillo y que los tropiezos van a llegar. Pero ante el Girona no se puede escapar la victoria. Porque fallar en dos encuentros consecutivos en medio de la vorágine de partidos puede ser peligroso, las dudas pueden asaltarnos y en esta categoría eso es lo peor que te puede pasar. Porque de la misma manera que esta campaña es la única en la que me da igual cómo se juegue mientras se saquen los resultados, lo único que pido al equipo es que cumpla con su obligación: ascender como primero. Y para eso, hay que ganar el derbi.