Se acabó. Ya pasó. El sol se abre paso entre nubarrones de dudas, y el granizo de cuatro años deja entrever un cielo con ganas de lucir más blanquiazul que nunca. Más que pasar página debemos cambiar de libro y abrirlo por la página de la ilusión, unidad y esperanza. Ese libro maltrecho y lleno de polvo que alguien secuestró para machacar nuestros sueños y recordarnos que el perico tiene prohibido crecer, ilusionarse y soñar.
Es hora de mirar adelante y hacia arriba. Es hora de creer en nosotros mismos y labrar un futuro acorde con la grandeza de nuestra historia. Es hora de hacer de la necesidad virtud y confiar en la cantera. Cuatro años deportivamente negros que nos han demostrado que es mejor poco dinero bien invertido, que decenas de millones despilfarrados en medianías. La temporada 2021-22 nos deja una lección que no debemos volver a olvidar: Si fijas objetivos bajos, no esperes resultados altos. La afición perica quiere más, pide más y merece más. Chen recapacitó, escuchó el clamor de los que más quieren al club y movió la ficha adecuada, salvando un ‘match point’ social más que peligroso.
Algo me dice que las cosas van a cambiar. Hay tiempo para reaccionar e intuyo ganas de hacer las cosas bien. La directiva debe volver a la humildad, aparcar la prepotencia, y trabajar sin oscurantismos con la transparencia de quien no tiene nada que esconder. Los aficionados pericos valoramos las gestiones, no las personas. Así pues, desearle mucha suerte y aciertos a Domingo Catoira a quien, como el valor en la antigua mili, hay que suponerle capacidad para remodelar totalmente una plantilla hecha con mucho dinero y poco criterio. Unos aciertos que dependerán en buena medida de Mr. Chen y hasta donde esté dispuesto a abrir el grifo. Aunque visto donde han ido a parar los últimos 70 millones en fichajes, y por lo que dejó entrever Mao Ye en Sant Jordi, el dinero “no será ilimitado”. Sin duda Chen ha aprendido la lección y se ha dado cuenta que el dinero no sirve de nada si se pone en manos de quien no sabe invertirlo.
El club ha hablado con hechos modificando la cúpula deportiva. ¡Bien! Ahora nos toca hablar a nosotros, los socios, renovando en masa nuestros abonos para demostrarle al mundo, y sobre todo a nosotros mismos, que el Espanyol está más vivo que nunca y quiere crecer.
Empujar a la directiva a afrontar retos más ambiciosos, debe ser nuestra principal misión en este dificilísimo mercado que nos viene. Olvidemos el retrovisor porque el pasado, por penoso que haya sido, no es más que una lección para no repetir errores. Somos pericos y la resiliencia es nuestra bandera. Saldremos de este atolladero deportivo y afrontaremos el futuro más fuertes, más sabios, más expertos, más optimistas. No hay nada peor que fijar un objetivo bajo y conseguirlo. Ésta es la gran lección y creo que, por fin, el RCD Espanyol la ha aprendido.