Victoria merecida basada, fundamentalmente, en la paciencia para afrontar un partido contra el Levante que no vino solo a defenderse, sino que buscó la victoria con una alineación muy ofensiva y que aparte de querer explotar el contraataque su mejor arma también quería a través del juego llegar a la portería de Diego López. Pero enfrente se encontró con un Espanyol que, a diferencia del partido contra el Alavés, no cometió ningún error de falta de atención controlando muy bien a Morales y compañía. Los cuales no eran capaces de superar la ordenada defensa espanyolista, que con el balón recuperado seguía la idea de Rubi de intentar sacar el balón desde atrás. Un juego al que se le daba continuidad con Darder y Granero y gracias al que se llegaba a la frontal del área con muchos efectivos. Aunque también se buscó a los laterales convertidos en extremos para que éstos pudieran centrar con ciertas garantías. Algo que intentaron una y otra vez, aunque sin conseguirlo por el buen trabajo de los granotas. Solo en una ocasión muy clara de Borja Iglesias, que tuvo muy buena respuesta del portero Oier, tuvo ocasión el Espanyol de ver puerta pese al mayor dominio perico.
Todo estaba en el aire cuando se inició la segunda parte, pero con el paso de los minutos el equipo se animó a presionar arriba en alguna ocasión y fruto de esta, Granero robó el balón y Borja Iglesias se lo cedió a Sergio García para que, con un recorte a su marcador en la frontal, conectara un disparo con rosca para marcar un gran gol que significaría los tres puntos. Aunque antes ya se habían visto dos oportunidades claras para aumentar el resultado y dar tranquilidad para los minutos finales. Pues se sabía que el Levante lo intentaría de todas las maneras posibles, pero pese a ello no pudo sorprender a la buena organización del equipo espanyolista, que se hizo con los puntos justamente.