Hay días en los que la liga española se disfraza de Harpo Marx, te deja mudo y te despierta de un bocinazo. Para colmo, se ríe de ti e igual que hacía el cómico, de uno de los bolsillos de la gabardina se saca cualquier artilugio y te toma el pelo. Esta vez, no hizo falta añadir hasta que marcara el Atleti; un penalti inventado antes del final, porque el Espanyol tenía que perder. Porque la adulteración de un campeonato pensado para tres equipos no nos deja espacio al protagonismo.
Diego López fue el primero que recibía el aviso en el 32’. Una amarilla de esas que a otros conjuntos se las sacan a partir del 90’.
Cuando a Óscar Gil le toman la medida, los rivales hacen caravana para entrar por derecha.
El resultado y la forma en que se produjo difuminará una excelente tarde de Calero, de esas de presentarlo diciendo ‘ladies & gentlemen, con ustedes …’
Sergi Gómez es la imagen de qué hay banquillazos que sientan bien si lo asumes y eres consciente que debes mejorar.
Será Cabrera el que más lamente la última acción, porque es en esas en las que el uruguayo se trabaja la zona para quedar libre en los despejes y esta vez le pilló con marca.
Lleva ya varias participaciones Pedrosa a la baja, que da para tantas interpretaciones como ofertas de renovación se le presentan.
Me imaginaba a un Keidi Bare tirandose de bomba a por los medios rojiblancos, porque es el perfil de rival que mejor le sienta. Pero se tiró a la piscina tapándose la nariz.
Escucho a mi alrededor, bajando las escaleras del Wanda, a un atlético diciendo que les gustaría tener a Darder. Por ahora, es blanquiazul. Pero ojo.
Quedan seis jornadas, pero a Vilhena ya se le va poniendo aspecto de paquete de vuelta. A cobro revertido.
El cambio táctico nos trajo a Puado al medio del ataque. Y en un escenario para bañarse en oro su suerte fue aleatoria.
La trampa de RDT era moñear su fútbol para acabar marcando. Pero hay actuaciones que no se salvan ni con goles.
La estrategia funcionaba, pero Vicente quiso más; entró Aleix que hizo la enésima defendiendo, Melendo en condiciones de romper líneas cuando estaban en inferioridad, un Morlanes táctico, Dídac para pelearse con Llorente en esa esquina gamberra del Metropolitano y Wu Lei cuando Vicente olía la sangre.
Indignante, pero no ocuparemos portadas. Aberrante, pero mañana la noticia será prehistoria. Los agravios son más largos que la lista de integrantes del paro. Pero les decía arriba que había que perder. La liga es un entramado de intereses y buenas prácticas en la que siempre se favorece a los que llaman grandes. Aunque jueguen al fútbol de vergüenza.
No acierta nada en lo que escribe.