La Copa del Rey suele llevar la trampa incrustada en su ADN. Trampa por lo inoportuna que parece su presencia cuando las cosas le van mal al equipo en la Liga (por aquello de que la Copa pasa factura luego). Trampa por lo inadecuado de gastar fuerzas en vano en una competición de Copa, cuando en la Liga se va como un tiro directo hacia el sueño europeo. Este segundo episodio sería el caso del Espanyol si el Espanyol fuera un club normal. Pero como que no lo es, pues dediquemos un par de semanas de nuestra vida en la competición que más vida nos ha dado en el siglo XXI.
Tras el sorteo de ayer, y viendo entrenarse al equipo día a día, tengo todas las ganas del mundo de que llegue el partido de ida contra el Cádiz en el Ramón de Carranza. Rubi dijo hace unos días en As (al menos ahí lo leí yo) que lo que peor le sabía era no poder darle más minutos a los chicos jóvenes, que tan bien estaban trabajando en las sesiones. Se refería a los Adrià Pedrosa, Pipa, Álex López y Puado. Para ellos iba dedicado ese piropo. Para ellos debe ir destinada la Copa. Y para Roberto, el portero. Y para que lidere Melendo, para que capitanee Víctor Sánchez y golee el que le dé la gana.
No tengo dudas de que hay que ‘ir a por la Copa’. No hay tanta diferencia entre hacer esto o ‘tirar la Copa’ como dirían los que pertenecen al grupo de los ‘ligueros’. Los que somos ‘coperos’ preferimos un mes de enero con el capricho de los partidos entre semana, que evitan sobre esfuerzos en los entrenamientos a cambio de viajes y pocas horas para el balance periodístico. Solo podríamos pedirle al que saque la bola de la chistera (el delegado Calzón sin ir más lejos en alguna ocasión) que no sea otra vez el Barcelona el que nos empareje un sorteo en caso de llegar vivos al enero copero. Demostrado ha quedado en los últimos años que el Espanyol ha perdido mucho más que ha ganado en estos duelos, tanto en los deportivo, lo físico, lo anímico y hasta diría que en lo social. Aunque, de todos modos, me da la sensación de que con Rubi de jefe supremo no habrá esa beligerancia que sí se ha vivido en temporadas pasadas.