Quizá sea por la mezcla entre desazón y tristeza por la que hemos tenido que pasar los pericos en nuestra historia reciente, esa mezcla de sentimientos que surge entre la ilusión por pensar en tener un proyecto ambicioso con la llegada de un capital extranjero y la tristeza de haber pasado por los peores años de los últimos veinticinco bajo su mandato, que muchos solo creen que la única salida es una venta del club. A quien sea y a donde sea, pero un cambio que vuelva a cargar de optimismo y nuevas energías a una masa social herida.
Muchos sueñan con la llegada de un nuevo mesías perico que esté decidido a invertir y que no sea solamente para generar un proyecto estable y viable económicamente, ni que nos elimine deudas ni tenga proyectos de realizar una segunda ciudad deportiva, sino que invierta en una plantilla que sea potente en juego y resultados y que los pericos podamos ver cómo cambian los objetivos de este club. Quizá muchos ya han encontrado la respuesta al saber que es más difícil creer deportivamente estando el club saneado económicamente que al revés, es decir: que es más fácil hacer un proyecto viable económicamente si tienes un equipo que ilusiona a tu parroquia.
Veremos que ocurre en los próximos acontecimientos, quizá lo que esté por llegar sea lo que esperamos y necesitamos, pero también caben otras posibilidades en las que es mejor no pensar demasiado.
Eso sí, tanto si Chen se queda, como si el club se vende, urge una junta directiva que sea ejecutiva y con poder y capacidad de tomar decisiones. Sin eso, dará igual quien esté al frente