Fue el primer encuentro de preparación. Las primeras semanas son especialmente intensas. Hay jugadores que han pasado el COVID-19. Hacía mucho calor durante el partido. Les compro todo esto, pero no puedo evitar estar preocupado por lo que vi en el encuentro contra la UD Las Palmas.
Un Espanyol sin alma. Un equipo con problemas para sacar el balón limpio y para defender, sobre todo en la zona central. Unos jugadores blandos, a los que les falta ímpetu y ‘mala leche’. Y así pasa lo que pasa, que llega cualquier equipo -porque jugando como se jugó hasta el Caravaca, con todos los respetos al Caravaca, nos gana- nos pinta la cara sin hacer nada especial.
Porque UD Las Palmas no hizo un gran partido, pero tras una primera parte de tanteo, aburrida como la gran mayoría de encuentros de pretemporada, se atrevió a dar un paso al frente y acabó cantando bingo gracias a su valentía. El conjunto canario pisó -acarició, que tampoco hizo tanto- el acelerador, y eso fue más que suficiente para controlar a un Espanyol débil, falto de contundencia y sin ideas en ataque.
¿Qué solución tiene esto? Ojalá la supiera. Pero sí que hay algo que se puede hacer y que todos tenemos en mente: fichar. Incorporar un ‘6’ que sin Keidi Bare necesitamos como el comer, sobre todo; tratar de reforzar una defensa en la que Calero me sigue pareciendo demasiado blando y Lluís López un jugador al que el primer equipo del Espanyol le va demasiado grande. Y, por qué no, un delantero que aporte goles cuando no está RDT. Wu Lei le pone muchas ganas y entusiasmo, pero sigue fallando lo infallable.
Para ello tocará esperar un poquito más a estar en positivo. Los acuerdos comerciales que deben permitir al club reforzar el equipo parece ser que están a la vuelta de la esquina. Lo único que deseo es que, una vez se pueda fichar, Rufete ya tenga más que atados a los futbolistas que han de incorporarse al equipo. Porque el tiempo no pasa en vano, y tampoco queda tanto para el arranque liguero. Pero sobre todo le pido una cosa al director deportivo: acierte. El Espanyol no se puede permitir algo que he escuchado demasiado en los últimos días: convertirse en un equipo ascensor. Aprovechen que todavía se puede maquillar el equipo, que ya sabemos luego todo son prisas y millones en invierno para tratar de arreglar el desaguisado. Es pronto, pero más vale prevenir que curar. Y ahora es el momento.