Tras el accidentado desenlace de la pasada campaña, se presuponía un verano ajetreado en los despachos del club. De hecho, los cambios en la dirección deportiva y en el banquillo perico tan solo fueron el pistoletazo de salida. Dicho y hecho. Hasta un total de 15 jugadores –al menos, esa es la cifra a día de hoy– siguieron los pasos de Vicente Moreno y Rufete.
Borrón y cuenta nueva. Algunos quizás no lo veían necesario, otros, sin embargo, opinaran lo contrario y, si me lo permiten, les diré que servidora lo quería cuanto antes mejor. Fin de ciclo y adiós por siempre a la fatídica temporada de los 25 puntos. Una reforma de arriba abajo que sirviese para dar un paso adelante gracias a la llegada de jugadores que mejorasen lo que ya había.
Como en toda buena reforma, primero hay una planificación, después el proceso de demolición y, finalmente, el de construcción y decoración. Y, ni falta hace decir que, como ustedes bien sabrán, los ‘timings’ establecidos por el equipo constructor nunca suelen cumplirse y esa pequeña reforma que quería hacer en casa acaba alargándose más de lo previsto. Pues bien, el Espanyol no iba a ser menos. Ya saben, nada nuevo bajo el sol.
Parte de la demolición ha sido ejecutada de forma rápida y elegante, tal y como pudimos ver en los merecidos actos de despedida de Diego López y David López. Sin embargo, creo que, a estas alturas de la película, ya se está alargando demasiado el proceso. No me vayan a malinterpretar. No me refiero a ningún jugador en concreto, sino que, a mi entender, se nos está echando el tiempo encima.
Mientras se sigue trabajando en la demolición ya estamos en plena construcción. Eso sí, a un ritmo mucho más pausado y con la expresión “dejen salir antes de entrar” como lema de vida. Entiendo que la normativa financiera está para cumplirla, aunque no todos lo hagan del mismo modo. Sin embargo, ¿no podríamos haber arriesgado algo más?
Ni que decir tiene que me parece totalmente ilógico que se disputen hasta tres jornadas antes del cierre del mercado, pero siendo que es así habría que tenerlo en cuenta. Dos jornadas seguidas comprobando que faltan efectivos y escuchando a nuestro míster decir que “tenemos unas necesidades que no están cubiertas”. El mercado está como está y tampoco quisiera dármelas yo de directora deportiva, pero me cuesta entender que si se ha dado salida a 15 jugadores solo se hayan incorporado cinco.
Las debilidades de este Espanyol saltan a la vista y más que hacer fichajes hay que traer titulares. Tic-tac, como dirían algunos, tic-tac. A pesar de que seguramente en la planificación los timings pautados eran otros, se sigue trabajando en las salidas mientras se intentan cerrar fichajes y se disputan los primeros partidos de un proyecto que acaba de nacer. Demasiadas cosas en tan poco tiempo. Ah, y por si no fuera poco, está al llegar, después de más de dos años, el máximo responsable de todo esto; míster Chen. Esperemos que su presencia sirva para aligerar todo este proceso.
El tiempo corre y no a nuestro favor, pero prefiero esperar al 1 de septiembre para valorar como ha sido este mercado. Las notas a fin de curso. Eso sí, tengan claro que, como diría el maestro Sabina, cualquier tiempo pasado fue peor. Diego Martínez en la previa del partido contra el Celta dijo que “era una cuestión de fe”. Aunque a veces cueste, encomendémonos a ella. Los pericos merecemos mucho más. Y, tarde o temprano, nos llegará. Ténganlo por seguro.