Hay tantas tradiciones a celebrar la Nochevieja como países existen en la Tierra. Desde 1582 datan el inicio de las celebraciones. Los italianos toman un puñado de lentejas, en EEUU se hace la cuenta atrás, en Brasil se dedican a los fuegos artificiales, por casi toda Sudamérica se queman muñecos hechos con trapos y aquí nos comemos las 12 uvas. Un número que si le ponemos un guion en el medio (1-2), nos da la campanada de bienvenida al cambio de ciclo que todos deseamos.
No había nadie en el césped con más fines de año que Diego López y probablemente este lo recuerde para siempre.
En la mesa de la cena, a Aleix Vidal le movieron la silla y volvió al lateral, donde esta vez sí sorprendió y borró dudas de últimos días.
Un desafortunado despeje, como uva atragantada, puso los focos en Sergi Gómez, que había sido vital controlando a Maxi.
A Cabrera solo le faltó poner la mesa y pelar las gambas. Los comensales valencianistas no pudieron con el uruguayo.
Adri Pedrosa, intenso como apertura del cava, se manejó en una banda donde la factoría de Bordalás viste mono de mecánico.
Keidi Bare se subió al campanario de Mestalla y les daba los cuartos, los tercios y todo lo que se podía repartir al que venía a sacarlo del sitio.
No puede fallar el reloj en noches cómo esta y, por eso, no falló Sergi Darder, auténtico condensador de la elaboración del juego.
Recuperaba el puesto Embarba y pasó por el partido sin purpurina, aunque mejoró noches pasadas.
Nico Melamed debe empezar a escrutar esa fracción de segundo que distingue a la Primera División de la Segunda. Si lo consigue, será la estrella de las próximas galas.
Toca celebrar la participación de Loren. El delantero vive del gol, pero su tarde esta llena de buenas obras.
Yo me pregunto, ¿se inspiró RDT en la Pedroche para presentarse con coleta?
Entró Puado con el pie derecho, liturgia imprescindible en días como este y su gol abrió de par en par la ‘Puerta del Sol’ de la victoria fuera de casa; Dimata para hacer lo de Loren; un Óscar Gil de brega necesaria; Morlanes que se vistió de esmoquin en el pase del penalti y Jofre, hijo de Sadrià para reventar el duelo y llevarse el ‘Jofre del Tesoro’.
Dicen que hay que recibir el año con una prenda interior de color rojo. Quizá por ahí, los hados se pusieron de nuestra parte al vernos comparecer completamente de ese color. No sé si la ropa interior iba a juego, solo sé que esta vez las bolas sí estuvieron en consonancia con el equipaje y el momento. Y ahí empezamos a ganar. Hoy, mañana y siempre. Conseguido. Por fin. ¡Fantástico, chicos!
Grande como siempre Caseiro, grande.
******
La coletilla de RDT le hace acercarse más a Sergio García.
La mejor pluma de La Grada. Un placer leer tus columnas.