Sebastián Álvaro nos condujo con su programa de aventuras, a conocer parajes donde la supervivencia era extrema, aún sin disponer de los medios necesarios. Edurne Pasabán o Juanito Oyarzabal, hicieron participaciones míticas, donde el convencimiento del ser humano estaba por encima de la realidad. Si hoy se siguiera emitiendo, Diego Martínez merecería uno en exclusiva, coronando el K2 en el que se había convertido el 2-0 de Balaidos.
Lo he dicho por activa, por pasiva y por perifrástica: la peor sensación es que el portero, Lecomte, pueda hacer más.
No sirve disimular que va todo bien y que Javi Galán te vaya percutiendo en cada galopada por la banda de Óscar Gil.
Llevo Sergi el oxígeno, cerrando lo que podía, a un centro de la defensa donde Cabrera, como el Yeti que dicen que existe aunque no lo hayan visto, en la defensa del gol de Paciencia y Aspas.
Dos años y medio después, el entrenador aprovecha, sea cual sea el resultado, el saque de banda en largo de un tipo fiable como Brian.
Nadie esperaba a Calero en labores de sherpa y fue vértice del sosiego en una primera parte ejemplar.
El chupinazo de Darder merecía inaugurar un marcador, que habría hecho caminar la travesía con menos peso en la mochila.
Estreno oficial de Vini, con amarilla. Y presumo que da igual cuando leas esto.
Hoy descubrió Rubén el fuego real de la primera división, tras una pretemporada en la que acumuló más tiempo que nadie, con merecimiento.
Melamed se ofrecía y quería liderar la expedición, pero hay rivales que saben tejer agujeros negros y hacerlo desaparecer entre apoyos.
Dirán que fue de penalti, pero merecía el gol Joselu, por luchar solo contra la tormenta y de paso despertar a quien lo estuvo viendo desde el sofá.
La presión como seña de identidad se cobró los primeros desgastes y de ahí los cambios: Edu Expósito hizo un gol de Bundesliga a la espera de próxima titularidad, Embarba sigue con su flipe como mantra y Luca y Nabil como recursos de ataque ante la escasez de víveres en plena remontada.
La primera cima de la temporada, se coronó por los pelos y por los restos de una palanca que debía llevar Mingueza en su pierna para cometer un penalti infantil. La alegría del punto, camufla sutilmente la falta de mimbres que necesita el técnico para completar el cesto. El discurso y la disposición táctica, los muestra como líder de la tropa, incluso haciendo ir a los jugadores a saludar a la afición. Con tres o cuatro retoques más puede bordarlo, si no estaremos haciendo malabarismos de fuego en el aire. Y no todos los días se consigue un punto al filo de lo imposible.