Se preguntaban hoy en ‘La Grada Radio’ si la suspensión cautelar a Lewandowski, era el acto más vergonzoso y partidista en favor del Barça, ese conjunto lacrimógeno y mártir, en función del interés o del rival al que tenga que enfrentarse. Por eso hablan “de lo de Di Stefano” y nunca dicen nada “de lo de Kubala”.
Alfredo Relaño bautizó acertadamente el período de favores a los azulgrana como “villarato” y urge empezar a buscar nuevo calificativo tras el escándalo sin precedentes de hoy. Valgan unos ejemplos.
Abril del 2000, el FC Barcelona se niega a jugar la semifinal de Copa del Rey contra el At. Madrid, aduciendo no tener jugadores suficientes. Se plantaron en el lateral del campo y el partido no se disputó. En su filial jugaban, entre otros, Reina, Motta, Arteta, Antonio Hidalgo, Babangida, Mario Rosas, Trashorras, Nano o Tortolero. Luego presumirán de cantera. La sanción fue un año sin jugar esa competición. Pero hubo indulto y acabaron ganando la siguiente en una final contra el Betis.
Han pasado ya 20 años del clásico que supuso la vuelta de Figo al Camp Nou. El portugués sacaba los córners protegido por más de 10 policías nacionales. La colección de objetos que se lanzaron, da para un museo y entre ellos, aquella cabeza de cochinillo en el césped del estadio. Un conocido diario deportivo tituló al día siguiente el encuentro así: “Bronx Nou”. La sanción fue jugar un partido a puerta cerrada, que a día de hoy, siguen sin cumplir.
En agosto de 2006 vulneraron las normas FIFA. Xavi y Puyol jugaron la Supercopa de España cuando la norma obligaba a que la renuncia a jugar con la selección, no permitía volver a jugar hasta pasadas 48 horas. Hacerlo era alineación indebida. Y como imaginarán, no pasó nada. Otro título manchado para sus vitrinas.
Cuando se creen por encima del bien y el mal, se permiten licencias; en diciembre de 2010, se querían amparar en una huelga de transportes nacional y jugar en el Reyno de Navarra a la hora que le convenía a Guardiola. Llegaron más de 50 minutos tarde, lo que según la normativa debería haber dado la victoria al equipo local. ¿Saben qué pasó? Pues eso, ganaron y aquí no ha pasado nada.
Y llegamos a lo de hoy; un tribunal ordinario ajeno al deporte, concede una cautelar inaudita en la historia del fútbol español. Decisión sin precedentes y privilegiada. Recuerden que la sanción aumentó por el gesto realizado por Lewandowski tras ser expulsado: dio a entender que “alguien” había esnifado droga.
Un caso igual sucedió hace muchos años en la Premier; Robbie Fowler del Liverpool celebró un gol simulando esnifar la raya del campo ante los seguidores del Everton. La Premier lo sancionó con cuatro partidos y 32.000 libras de la época. ¡Que diferencia!
La liga española huele mal, con tufo podrido, de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Y sin el menor disimulo. Como en esta Cataluña nuestra, donde seguimos bajo la dictadura “nazionalbarcelonista”, esa que ha destrozado el deporte catalán hasta que solamente exista el Barça, el del pensamiento único.
Esto supera cualquier cosa que hayan visto nuestros ojos. Aun así un gustito me recorre el cuerpo: estos tipos siempre nos van a seguir teniendo miedo. Mucho. Y es la señal de estar más vivos que nunca.