¿Lo mejor del partido? Sin duda haber logrado el punto necesario para asegurarse matemáticamente el primer puesto del grupo H y por encima de todo el apoyo de la afición en la grada del Groupama Arena. Fueron unos 500 los hinchas pericos de todas las edades que pese al momento deportivo, y también social, por el que atraviesa la entidad perica, sacaron sus billetes y ataviados con los colores blanquiazules pusieron rumbo a Budapest con ganas de disfrutar de la experiencia de la competición europea y de apoyar a su equipo. Chapeau por todos ellos. Muestra inequívoca de que vayan como vayan las cosas, en liga no hay ni que recordar que es un auténtico desastre, la afición siempre está ahí, nunca falla. Y en el Groupama Aréna no fue menos. La envergadura del estadio y el ambientazo que presentaba -el Ferencvaros se jugaba acabar segundo-, hicieron que a la grada perica le costara que se la oyera, pero el colorido blanquiazul en ese córner en el que fueron ubicados, no pasaba desapercibido. ¡Qué maravillosa minoría! Y qué maravilloso final nos deparaba un encuentro al que no le faltó de nada.
Sin duda que lo de los pericos ayer allí presentes fue, una vez más, un acto de fe teniendo en cuenta el arranque y toda una segunda parte que fue infumable para los intereses del Espanyol. Pero su apoyo tuvo recompensa. Empate ‘in extremis’ y locura. Todo muy típico perico; pasar de la decepción a la euforia en un abrir y cerrar de ojos. Como también ser experto en lograr imposibles y hacer gala, como mínimo en Europa, que nadie baja los brazos hasta el pitido final. Que la fe es lo último que se pierde. Orgullo para seguir con una trayectoria impecable por el viejo continente. Felices los pericos viajeros, esto sigue, se pone interesante.
Confianza, relajación y paradón
Al partido del conjunto perico, que presentó muchas novedades, la cantera volvió a mostrar músculo y hubo un nuevo debut -Moha-, no le faltó ningún ingrediente. Un mal arranque una nueva demostración del problema de confianza de Calero, que se mostró absolutamente inseguro en el primer gol local. Remar a contracorriente; mejora de las prestaciones, empate de Melendo, asistencia deliciosa de Pipa, nueva reivindicación de Pol Lozano, todo en orden al descanso. Pero tras este, viendo a Machín, que por momentos parecía infartarse ante lo que estaba viendo, poco más hay que añadir. Desastrosos minutos de un Espanyol que pareció caer en la relajación y la desídia mientras que en frente tenía a un rival que peleaba por la segunda plaza. Y eso se notó. El segundo gol local se mascaba, y tanto fue el cántaro a la fuente que al final se rompió.
Penalti más que dudoso de Calero que Diego López solventa con un paradón. Todo en orden. Pero el destino le tenía guardado al Espanyol un final épico, pues poco después nueva pena máxima en contra, y en esta sí acaba con el balón en el fondo de las mallas. ¿Fin a la racha europea? ¿Complicación para ser cabezas de serie? ¡No!
Darderismo para sonreír
Darder hizo gala del querer es poder. De ser ambicioso y creer hasta el final, de volver a desempolvar el ‘Darderismo’ para seguir con el récord europeo. El Espanyol se resiste a finalizarlo y logró a alargarlo un partido más hasta alcanzar los 26 partidos gracias al tanto del balear. ¡Europa no estorba! ¡Europa nos da gasolina para no desfallecer! Y si Darder hizo sonreír a toda la pericada, Pipa no se quedó corto. Menudo partido el del canterano.
Las cosas del fútbol
El ‘Piponazo Original’, sabor y frescura garantizados se puede leer en el mítico envase de pipas. Dos adjetivo que definen lo que fue el de Esparreguera en el partido de ayer. La mitad de los dos goles fueron suyos. Sí, de un futbolista que un verano sí y otro también está en el disparadero para salir cedido y que ahora, con su actuación, le manda un claro mensaje a Machín: ¡Pide paso! Y es que sus acciones más determinantes fueron de videoteca. Partidazo y más credenciales para un futbolista que con el esquema de Machín se mueve como pez en el agua.