Era un día complicado. Todos se miraban de reojo. Los que querían que siguiera Sergio y los que no. Se observaba todo con lupa.
¿Fue precipitada la destitución o no? La cuestión es que el presidente buscó el marco perfecto para tomar una decisión que hacía tiempo que estaba tomada. Sólo faltaba el cuando. Echado el entrenador ya no hay que mirar atrás.
Galca tenía una papeleta complicada en la Copa. Como buen perico él sabia la ilusión que prolifera a todos esta competición. Pero la papeleta de la Liga era mucho más difícil. Las Palmas es un equipo en zona de descenso pero que juega bien al fútbol. Perder implicaba muchas cosas en contra. Los jugadores estaban tocados. Fue una semana muy difícil para algunos y especialmente para tres que han sido marcados como culpables de bajar los brazos y destituir a Sergio. ¿Les suena esta historia?
Siempre que se ha echado a un entrenador fueron los jugadores los culpables. Que si no lo querían… o que no se llevaban bien con él… etc. Mentiras y más mentiras, como esta vez. Si alguno de ustedes tuviese la oportunidad de hablar con estos tres jugadores sólo diez minutos verían de qué pasta están formados. Personalmente lo hice después de las graves acusaciones y uno de ellos se puso a llorar de rabia. Hay que ser mala persona para hacer daño a gente noble. ¿Se acuerdan aquella historia del famoso tridente, De La Peña-Tamudo-Luis Garcia, que eran los que dominaban el vestuario y eran los causantes de todos los males? Otra mentira… Nunca vi personas más involucradas en un proyecto deportivo de un club como ellos. Pero así es el fútbol, un circo donde todo lo que pasa casi nada es verdad. Lo único real es cuando rueda el balón y en eso ganamos los tres puntos que nos dan oxígeno.