Es hora de balance, porque para saldar cuentas tienen ustedes por delante 38 jornaditas de Liga, repartidas en todos los días de la semana, para que cada uno elija villanos y héroes. De lo que podemos escribir hasta la fecha es de un verano idílico en lo deportivo, en lo que respecta al terreno de juego. En los despachos de la secretaría técnica no ha habido mucho margen de maniobra, culpa del límite salarial, que pasa por ser la conciencia y moral del siglo XXI futbolístico. Y en el otro despacho que cuenta, el de Roger Guasch, director general, se debería respirar un profundo sentimiento de agradecimiento.
¿A quién debe estarle agradecido Guasch? Al perico y a su compasión. A Rubi y a sus jugadores. Poco importa el orden. El nuevo mandamás sedujo al propietario para dirigir, sin casi digerir, una campaña de renovación de socios con el absoluto conocimiento de que iba a ser deficitaria, tanto en dinero como en número. Con el final del mes de agosto a la vuelta de la esquina, las cifras hablan de que son 4.000 los socios que no han renovado su carnet. Son seguramente los que ya no iban nunca, ese abonado silencioso, que para seguir en casa no le ha convenido pagar más por algo que no usa.
La debacle no ha sido tal. ¿Y por qué? Por el equipo y el entrenador. No hay duda. Ellos han llamado a la esperanza, con el ‘darderismo’ o las seis victorias. Con los goles del ‘Panda’ Iglesias o la recuperada confianza de Piatti. Era insospechado pensar que en un mercado con solo Borja como recién llegado y sin esperanza de nuevos cracks, la ‘gent perica’ acabara ilusionándose con el perfume de cantera, el buen gusto por el trato del balón de Rubi y la renovación merecida de uno de los nuestros, David López.
Guasch le debe una a Rubi. Y bien grande. Porque ha conseguido que los 21.000 fieles que han repetido asignación monetaria al club, van a ser los fieles de siempre. Y los 4.000 que han dudado pueden volver si las cosas se siguen haciendo bien. Y para velar por todo ello tiene que llegar Mr. Chen. Acude a la llamada de los últimos días de mercado para dar el OK rápido a operaciones de última hora. Es otra esperanza a la que debe agarrarse Guasch. Que el señor Chen le brinde un mirlo blanco a Rubi para que, con su plantilla reducida y a medida de lo que quiere, pueda seguir haciendo méritos entre los 4.000 desencantados por los precios de Guasch para que regresen a Cornellà-El Prat en una temporada que debe ser vital para el futuro más inmediato de un club que ansía ser visible al mundo.