Escribo estas líneas con una tormenta descomunal descargando en la ciudad de Valencia, los rayos y los truenos casi apagan la música de The Death South pues en mis oídos a máxima potencia suena una y otra vez su canción «In Hell I’ll Be In Good Company» de su brillante disco «Good Company» una colección de canciones del Bluegrass, Folk y country mas tradicional que os recomiendo encarecidamente. El jueves sufrí como hacía meses que no lo hacía con el Espanyol y su partido de Butarque. Sin luz artificial y únicamente con la poca luz que entra por el ventanal de la cocina estoy intentando explicaros donde se encuentra el equipo, el club y nuestras almas. Tengo que recurrir a la «Divina Comedia» de Dante Alighieri, un poema que su autor tardó en escribir unos doce años. Es su trabajo más importante y una de las obras fundamentales de la transición del pensamiento medieval (teocentrista) al renacentista (antropocentrista). Es considerada la obra maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de la literatura universal. Por desgracia nos encontramos sumergidos en los cantos que inventó el dramaturgo florentino.
La obra de Dante está dividida en tres partes Infierno, Purgatorio y Paraíso y en esas nos hayamos, la temporada pasada fue un Infierno absoluto de principio a fin, ahora mismo deambulamos por el Purgatorio de la Segunda división y aspiramos en acceder al Paraíso en la mayor brevedad de tiempo posible, es decir en una temporada. El poema cuenta con un personaje principal: Dante, que personifica a la humanidad, en nuestro caso a el club y por asociación a todos nosotros. Luego cuenta con dos personajes secundarios: Beatriz, que personifica la Fe ( lo único que nos ayudara en los momentos de zozobra o de crisis de resultados como el bache en le que nos estamos inmersos) y que llevará a Dante a cada una de las esferas del paraíso, hasta el Empíreo, espacio inmóvil, donde contemplará la Rosa mística formada por Dios y sus elegidos (la ansiada vuelta al paraíso llamada para nosotros Liga Santander). Y Virgilio, que hace otro tanto con la razón que sin lugar a dudas debe ser (Vicente Moreno) si al ahora añorado por algunos Rubí , no cuenten conmigo para su vuelta, encadenó diez jornadas desastrosas. El ahora míster perico se merece la misma ración de razón por parte de todos y dejarle que nos guíe hasta el Paraíso. Muchos valles cruzaremos en 42 jornadas para que al primero de ellos nos dejemos llevar por la desesperanza, difícil viniendo del infierno pasado pero con fe y con la razón de nuestro lado y con buena música, añadiría, alcanzaremos el Paraíso que nos describió tan brillantemente el gran Dante. Recordar que mientras caminamos por el Infierno permanecimos unidos, ahora en el Purgatorio debemos continuar aún mas juntos para poder llegar al ansiado Empíreo.
Sin fútbol no hay paraíso.