¿De cuantas formas se manifiesta la decepción? Ese restaurante del que todos hablan y del que sales con hambre; el que dice ser tu amigo y te critica a la espalda; lo que pediste en Amazon y lo que te llega a casa o el equipo que nos merecemos y lo que vemos en la jornada.
En el vértice del triángulo de las Bermudas está Lecomte, invisible en los goles.
Redacto ya la hoja de reclamaciones por el desempeño de Óscar Gil, lazarillo de Álvaro García toda la tarde.
Tan injusta la roja como innecesaria la acción de Sergi ante un mal árbitro, que dio turno de réplica a un Rayo Vallecano superado hasta ese instante.
No me llegaba la camisa al cuerpo cuando Cabrera le atizaba al cuero.
Descubrir que Brian Oliván era Bryan Gil según el speaker, como síntoma del descalzaperros en el club.
Un aceptable Vini, sirvió para no encajar más cuando ya había saltado el tapón de bañera.
Darder, que lleva el mando del videojuego, volvió por donde solía y se enrocó en vueltas sobre si mismo.
Daremos gracias que Expósito no sea una de esas mercancías que tan facil nos cuelan.
Como si estuviera en el monopoly, a Melamed lo enviaron a la cárcel porque alguien se había cargado a un ‘Camello’.
El único que no entregó la cuchara, fue Rubén Sánchez, que murió de pie.
Matriculado en sufrir, Joselu jugaba en el páramo que han dejado otros que ni están y ni se les espera.
Con el partido roto en varias fases, llegaron las primeras decisiones desde el banco: Calero se difuminó, Puado que hizo aumentar hasta tres los balones a los palos, Keidi Bare que se necesitaba mucho antes y Luca Koleosho cuando el ánimo ya había decaído.
Dijo Helenio Herrera que se jugaba mejor con 10 que con 11. Lo que nunca aclaró fue quien de los dos era el beneficiado. En el instante que el Rayo Vallecano perdió a Lejeune, llegaron nuestros males. El baile de balón de la segunda mitad, fue un baño de realidad. Un equipo hecho contra otro en construcción. O quizá sea en derribo. Para una vez que tenemos un buen capataz, el jefe ya está tardando en darle los cimientos. Porque si nos diera todo igual, no sentiríamos esta decepción.