Después de una jornada de reflexión llega el momento de arremangarse. Todos coincidimos en nuestras tertulias pericas que el momento de la verdad ha llegado. Debemos ganar contra el Getafe sí o sí. No podemos dilatar más la situación, si no queremos sufrir de verdad. También es cierto que la confianza en la próxima recuperación es total. Es como si estuviéramos teniendo un mal sueño del que pronto nos vamos a despertar. Y, o despertamos o esto se volverá en pesadilla. Calidad hay de sobra y el nuevo entrenador ha demostrado en tiempo récord que el equipo sabe jugar. Nos falta lo más importante, el gol. Una cualidad que se compra. Aquí no hay inspiración divina posible. O se tiene o ponte a rezar. La falta de gol es una evidencia y no hay tiempo para inventos de invierno. Necesitamos realidades con la dificultad de encontrar compromiso en la empresa misma. Fichar en invierno no es garantía de nada, encima sin dinero y con urgencias, pero hay que buscar una solución a un problema no detectado con anterioridad.
Cornellà, por otro lado, debe comenzar a ser un fortín. Para ello todo empieza en la defensa. En una temporada con problemas en ataque, hay que buscar soluciones atrás. No podemos consentir encajar goles partido tras partido. Mantener la portería a cero es el principio de la suma. Es como hacer una casa: se empieza construyendo desde la base y una buena base en los equipos es la defensa, el gran pilar de todo proyecto. Después habrá matices de cómo decorarla pero, al menos, al acabarla bien podremos dormir tranquilos y no tener odiosas pesadillas. Todo sueño tiene final. Algunos acaban bien y otros mal. Tenemos claro cuándo llegará el final, pero depende exclusivamente de nosotros decidir cómo acabará.