Cualquiera que pregunte a los deportistas de élite si son supersticioso o no, la gran mayoría responderá que sí y en grandes dosis. 17 de marzo nos llevaba a Málaga. El día de mi cumpleaños. Y ¿cómo no?, debido a mi pasado como deportista… soy supersticioso. Siempre cuando me han llegado fechas señaladas, han pasado cosas buenas. Ayer no podía ser diferente. Al recibir las llamadas de rigor tanto el sábado, porque organizaba una cena familiar con amigos, como el domingo de algunos jugadores y exjugadores pericos… a todos les hablé de la superstición. Parece que a veces el universo se alinéa para ofrecerte lo mejor. Un fin de semana donde los equipos de waterpolo que entreno, ganamos todos los partidos. Uno de ellos me imposibilitó, por coincidencia horaria, ver a nuestro Espanyol. Al acabar, ver el twitter repleto de mensajes sobre el regalo que el equipo me ofrecía en forma de tres puntos me hizo sonreír y pensar, ¿por qué uno tiene siempre esas sensaciones? Sea lo que fuere, tres puntos de autoridad en un campo de moda en Europa. Y no me vale menospreciar nuestra victoria con la famosa excusas del cansancio por los motivos europeos del Málaga. Si no, ¡que vaya otro equipo y gane! La vida es tan extraña que por ese motivo la hace maravillosa. El fútbol es tan impredecible que lo hace encantador. Y tener toda la tarde con esa sensación de satisfacción por los tres puntos me hace pensar, ¿por qué no podría cumplir más aniversarios en un mismo año para seguir teniendo más supersticiones? Me han caído 40 años. Estamos muy cerca de los 40 puntos. Todo y la victoria….Keep Calm and 40 points! Gracias equipo por vuestro regalo y gracias afición por la cantidad de tuits felicitándome.