Pau se va, y no por falta de amor al club, al contrario. Un trabajador del club, con o sin apoyo de los altos mandos actuó como un mafioso de los Soprano amenazando al canterano. Es la manera de agradecerle todos estos años de servicio al club. Si gestiones así de estupendas y saludables para el club y sus activos son ejercidas por gente que se supone siente amor por estos colores, no quiero imaginarme las tropelías que pueden perpetrar trabajadores del club con simpatía hacia el club suizo de la Ciudad Condal. Las declaraciones del otro día del asalariado Roger Guash son una auténtica bomba. No se puede ser más torpe involuntariamente claro. Seguramente todo lo dicho sea cierto… pero así de golpe motivar no motiva. El veranito se presenta largo… Hace unas cuantas columnas os hablé de las series de HBO y hoy quiero unir ciertos aspectos de la actualidad perica con una serie de dicho canal que por desgracia tras una sola temporada fue clausurada. El cineasta Martin Scorsese y el líder de los Rolling Stones, Mick Jagger, crearon junto a Terence Winter y Rich Cohen “Vinyl”, una serie en la que basándose en un sello ficticio American Century Records retratan los últimos años de los setenta y el inicio de dos estilos musicales que cambiaron el mundo de la música, el Punk y el Rap. La industria musical estaba dejando atrás su inocencia y los sellos estaban dejando de contratar y promocionar artistas en función de su talento y empezaban a funcionar como un negocio, siempre lo fue, pero no tan descarado. Bobby Cannavale interpreta al personaje principal, Richie Finestra. Un tipo hecho a sí mismo que con un ojo para descubrir bandas pasa de barman a dueño de un sello discográfico, pero ese romántico decide, tras una epifanía provocada por la cocaína y el descubrimiento de los New York Dolls en directo, renunciar a una millonaria oferta por su sello y seguir trabajando por encontrar el futuro de la música. Los clubs de fútbol hace años que dieron ese paso y nosotros somos actualmente una fábrica de bandas/jugadores por explotar. Hay sellos independientes que tuvieron a bandas en sus inicios y que una vez salen del sello y en manos de una gran discográfica logran un éxito masivo, Nirvana y Sub Pop Records sería un claro y más reciente ejemplo. Si el Espanyol fuera un sello discográfico seríamos un sello indie, limitado y familiar que aman y conocen a todos sus representados, como puede pasar en BCore el legendario sello barcelonès o el anterior sello citado. Pero estamos rodeados de tiburones y de grandes clubs/discográficas con mayor potencial y que a la larga tratan a sus empleados con peores formas y mayor frialdad pero que en cambio tienen mayor altavoz y más posibilidades de éxito. Rara vez un artista de un sello independiente logrará un número uno en el Billboard americano o encabezara los 40 Principales, al igual que difícilmente un jugador perico luchará por el Balón de Oro o brillará en un mundial con la selección. Así funciona el negocio.