E speremos que no se nos atraganten los turrones este domingo. Sinceramente, es un partido que me da bastante miedo por dos razones, sobre todo. La primera razón es por el rival, que se está mostrando muy sólido fuera y que, conociendo al entrenador, vendrá sin ningún atisbo de relajación; la otra razón, es lo que no veo en ellos y sí en nosotros: nuestra propia relajación.
Nos fuimos de vacaciones con la sensación de que el equipo ya estaba salvado, que somos la ostia, y nos hemos estado rascando la barriga todas estas fiestas. El domingo llega la realidad. Igual que no me gusta el dramatismo que vivimos en ciertas ocasiones, que transformamos como límites, tampoco me está gustando el ambiente de calma y spa que estamos viviendo esta previa de partido.
El domingo se ha de demostrar que la plantilla vive ajena al denominado entorno y que es profesional. Ya lo ha demostrado en momentos tensos esta temporada y ahora me gustará ver cómo no se deja contagiar de los “happy days” que habita estos días en el espanyolismo. Ojalá que la causa sea por un propósito de paz y harmonía, y no la de un atracón de autocomplacencia.
La semana que viene vamos al Bernabéu y no quiero que vuelvan las finales anticipadas. Queda mucha temporada, viviremos muchos momentos y el equipo ha de estar maduro para saber llevar las externalidades que le llegan. En la plantilla hay gente veterana acostumbrada a todo tipo de situaciones. Además, Sergio, aunque es medio debutante en los banquillos, es de sobras conocedor de lo efímero de este deporte.
G. Garitano, entrenador del Eibar, fue mi compañero de vestuario el año que estuve allí cedido. Era de los que estaba todo el día en el hotel haciendo ejercicios físicos, totalmente concentrado en cada partido. Los equipos son reflejo de la personalidad de su entrenador, así que este domingo nos encontraremos con un equipo armero que será muy intenso, pero que también querrá disputarnos el dominio del juego.
El propio Garitano reconoce que la gente se equivoca cuando ven a los suyos como el típico equipo gladiadores simplemente, y tiene toda la razón. No es el antiguo y rudimentario Eibar de antaño, ni será un equipo que se cierre ni especule, sino que querrá ser protagonista con el balón y sin él: jugando con verticalidad cuando lo tiene, y presionando arriba, provocando el error, cuando no lo tiene. Ante este panorama, esperemos que Los Reyes Magos no tengan que traernos carbón por no haber hecho los deberes estas fiestas.
Dice el tópico futbolero que lo que cuenta es cómo acaban las cosas y no cómo empiezan. Supongo que por aquello que la Liga es larga y su parte final no es apta para corazones débiles. En la actual tesitura perica, nos va bien aplicar la retórica porque hemos acabado el año con buen sabor de boca tras tres victorias en los cuatro últimos partidos.
Pero atención, acabó el 2014 y tenemos que ser ambiciosos y rasgar la inestabilidad que nos ha acompañado hasta hace bien poco. Así que… ¡a ganar mañana contra el Éibar! Hay que empezar con buen pié y seguir el camino de la regularidad. Pensad que tras el primer partido del año, ya solo quedará pasar el día de Reyes y dejar atrás comilonas y excesos. El miércoles día 7 tiene un significado especial para muchos: la normalidad regresará a su cauce y al día siguiente los niños vuelven al cole. ¡Al fin!
De hecho, el número siete tiene un gran poder. Es mágico. Por eso me ha llamado poderosamente la atención el video que el club ha publicado para desearnos un feliz año nuevo: “Siete deseos para el 2015” protagonizado por seis jugadores y el entrenador. Es decir, siete integrantes de la primera plantilla.
No sé si lo han hecho a propósito, pero también son siete los días de la semana, los pecados capitales, los colores del arcoíris, las notas musicales, las vidas del gato… sólo por citar algunos ejemplos. Y mira por dónde, también siete son los goles con los que Sergio García ha acabado como pichichi tras dieciséis jornadas de campeonato.
Que siga su racha, será nuestra. Quiero abonarme al siete. Metamos todas las coincidencias en un barco blanquiazul. Se me antoja que Sergio González debería ser nuestro Noé, quien reconstruya los cimientos pericos para la salvación del RCDE. La numerología es pasmosa. Cuenta el Génesis que Yavé le dijo al personaje bíblico: “De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra”. Otra vez el siete, de hecho, la numerología asociada a esta cifra aparece 77 veces en el Antiguo Testamento.
Así que no tenemos más remedio que confiar en nuestro Noé. Algunos intérpretes de los textos bíblicos cuentan que el diluvio universal representó un periodo histórico de 120 años. El Espanyol cuenta con 114 años de vida, así que está a punto de cumplirse el plazo. Quien no esté dentro del arca perica corre un gran riesgo. Sabed que cuando las aguas retrocedan veremos el monte de Ararat. Y viviremos como mínimo 950 años más, como Noé (Génesis 9:29).