El partido nos ha traído como principal novedad la vuelta al 4-2-3-1 clásico y que, a mi parecer, da más equilibrio al equipo y permite abarcar más terreno. La diferencia ha sido la posición más centrada de Forlín por delante de los dos centrales, cerrando los pasillos centrales, algo que hacía jornadas que veníamos necesitando. A partir de ahí, con una primera línea de presión muy avanzada, no se ha permitido al Valladolid crear su fútbol combinativo y se ha visto obligado a abusar del pelotazo, impidiendo aparecer a los hombres peligrosos del Valladolid.
El debut de Colotto ha sido una de las notas más positivas, serenando un hasta ahora irregular Moreno, y la aparición de Raúl Rodríguez en el lateral ha dado más empaque a la línea defensiva.
Lo que se ha conseguido en la primera parte ha sido un partido controlado, no de idas y vueltas como habíamos visto hasta ahora, lo que ha permitido llegar al tramo final del partido en buenas condiciones físicas, lo cual ha sido primordial para superar la superioridad numérica del rival. En la segunda parte, con un hombre menos, la línea de 3 por delante de Forlín ha hecho un trabajo de sacrificio basculando de banda a banda para evitar las superioridades del rival en bandas. En este tramo final ha aparecido de nuevo un gran Verdú, dando oxígeno a sus compañeros cuando hemos tenido el balón.
En definitiva, un punto que frena el desconcierto institucional de la semana y calma los ánimos de cara a los siguientes partidos en casa. Más que un punto.